¿Qué grado debo hacer si quiero trabajar como arquitecto técnico? ¿Prepararé sólo la parte obligatoria de la selectividad o me presentaré también a los exámenes voluntarios? Y si me decanto por esta última opción, ¿qué asignaturas debo elegir, las que puntúan más o las que se me dan mejor? En poco menos de veinte días –concretamente, el 16, 17 y 18 de junio– más de 8.000 alumnos gallegos se enfrentarán a las temidas pruebas de acceso a la Universidad. A las horas de estudio y a los nervios típicos de los días previos a los exámenes se une, este año, la incertidumbre de unas notas de corte cuya puntuación máxima ya no es 10, sino 14, y de tener que elegir entre realizar solo los ejercicios obligatorios o arriesgarse, también, con los optativos. Además, los estudiantes que hayan concluido un FP de grado superior competirán, por primera vez, en igualdad de condiciones con sus compañeros procedentes de Bachillerato, puesto que ya no habrá un número limitado de plazas para ellos en cada titulación.

"Este año, los alumnos están más inquietos que de costumbre, porque la selectividad ha cambiado mucho y no saben muy bien a qué se van a enfrentar", explica Javier García, orientador escolar en un instituto gallego, quien lamenta que las novedades en las pruebas de acceso a la Universidad hayan sido introducidas "con tan poco tiempo de antelación". "Las modificaciones se han ido incluyendo sobre la marcha, y esto ha contribuido a que los alumnos estén aún más perdidos", señala.

Pero ¿qué novedades trae este año la selectividad? En primer lugar, se reducirá el número de ejercicios obligatorios, que pasarán de seis a cuatro. Los alumnos tendrán que examinarse de Lengua y Literatura, de Historia de España o Historia de la Filosofía, de Idioma Extranjero (solo tendrán que hacer la prueba escrita, porque la oral no se implantará hasta el próximo curso) y de una asignatura de su modalidad de Bachillerato (Artes, Ciencia y Tecnología o Humanidades y Ciencias Sociales), la que ellos elijan. Los estudiantes también podrán hacer, si lo desean, un examen de gallego. Como ha ocurrido hasta ahora, estos ejercicios contarán un 40% de la nota media final (el 60% restante corresponde a la media de Bachillerato), sobre una puntuación máxima de diez.

"Los chavales que quieran hacer una titulación que no requiera nota de corte lo tienen mucho más fácil, porque solo tendrán que hacer los ejercicios de la parte obligatoria. Sin embargo, quienes deseen matricularse en una de las carreras con más demanda, como Medicina, Fisioterapia o Periodismo, están obligados a presentarse, también, a la parte voluntaria para tratar de mejorar su puntuación", apunta García.

Esa parte voluntaria –que, al final, no lo es tanto para los alumnos que aspiren a cursar las titulaciones más demandadas– se compone de un máximo de cuatro exámenes de otras tantas asignaturas de la modalidad de Bachillerato que se haya cursado. De entre todas esas pruebas, solo contarán las dos mejores puntuaciones obtenidas, siempre y cuando las asignaturas pertenezcan al área de conocimiento de la titulación en la que los estudiantes se quieren matricular. "Las universidades han sido las encargadas de fijar determinadas materias como prioritarias en función de si están más o menos relacionadas con el contenido del grado o la carrera que se quiere estudiar. Ésta es una de las cuestiones que está dando más quebraderos de cabeza a los alumnos, que muchas veces no saben con qué asignaturas arriesgarse", subraya el orientador escolar, e inmediatamente pone un ejemplo: "Si a un chaval no se le da excesivamente bien la Biología, pero sabe que esa materia le contará más en el cómputo global, ¿qué le convendrá más hacer? ¿Arriesgarse a incluir esa asignatura en la parte voluntaria de la selectividad y que le puntúe menos o pasarla a la parte obligatoria? Decidir, a veces, es complicado", apunta García.

Esos exámenes optativos pueden dar, incluso, otro punto más a los estudiantes si la universidad en cuestión considera que las materias son especialmente importantes para la titulación que deseen cursar.

"Con el anterior modelo de selectividad, los alumnos lo tenían más fácil. Hacían los exámenes que tenían estipulados, y punto. Ahora, sin embargo, tienen que tomar muchas más decisiones", destaca el orientador escolar, al tiempo que lanza un consejo a los estudiantes: "Les recomiendo que se tomen las cosas con calma y, sobre todo, que vayan tranquilos a los exámenes. Es normal que este año, con tantas novedades, estén un poco más inquietos", concluye Javier García.