Con el enorme esfuerzo que supone perfilar la evolución del consumo de energía en hogares y empresas a largo plazo, el Gobierno central diseña mano a mano con las autonomías la planificación que recoge qué infraestructuras son necesarias para asegurar un correcto transporte y, por supuesto, el suministro, y el calendario para ponerlas en marcha. Un documento muy complejo, muy amplio en el tiempo –el que está en vigor actualmente, por ejemplo, viene desde 2008 y llega hasta 2016–, lo que obliga a las administraciones a revisarlo antes de su vencimiento para adecuarse a posibles cambios. Eso es lo que está ocurriendo en estos momentos. La crisis económica merma los fondos públicos, pero también ha provocado una caída sin precedentes de la demanda de la electricidad y el gas por el parón industrial y la contención del recibo familiar. De ahí la decisión del Ministerio de Industria de recortar casi 3.200 millones de euros en inversiones, que no afectarán a las grandes líneas eléctricas previstas en Galicia. El refuerzo del esqueleto energético y las conexiones de la comunidad, pensando sobre todo en el impulso de la potencia eólica y la llegada del AVE, mantienen sus plazos y el presupuesto, según apuntan fuentes del sector, superior a los 400 millones de euros.

En las propuestas que Industria acaba de remitir a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) para darle una vuelta a la planificación no figura ninguna alteración de las previsiones para la autopista eléctrica de Galicia con Asturias, el enlace con la Meseta y las mejoras en la interconexión internacional con Portugal. Son las tres grandes obras que marcan el futuro del sector en la comunidad y entran en las prioridades que inspiran la revisión del Ejecutivo. Ni tocar las infraestructuras ligadas al desarrollo de las energías limpias para seguir luchando contra el cambio climático y la dependencia energética, ni alterar las que alimentarán la alta velocidad.

Necesidades

Dos de las necesidades que se cumplen en la línea que va desde Trives, en Ourense, hasta Aparecida, en Zamora, que duplicará la capacidad que tiene ahora tras las obras que concluirán el próximo año. La puerta de salida a la evacuación hacia la Meseta, una zona poco productora, pero muy consumidora de electricidad.

La segunda pata en la que se asienta la mejora de las infraestructuras energéticas en Galicia está en la conexión hacia Portugal para incrementar el saldo exportador y apoyar el equilibrio de todo el sistema energético ibérico. El proyecto lleva retraso por el replanteamiento de Red Eléctrica (REE), la empresa encargada del transporte, en el trazado, y la intención es que funcione en 2014.

La otra gran línea que se mantiene tras la revisión de la planificación de Industria en Galicia es la Boimente-Pesoz, el tramo astur-galaico de la gran autopista eléctrica del norte. Si todas las obras previstas en la comunidad son fundamentales para permitir el incremento en parques eólicos previsto por la Xunta con el concurso de los 2.300 megavatios (MW) que se acaban de poner en marcha y los más de 1.000 pendientes de levantar por parte de las empresas, ésta lo es especialmente. Y es también la que tiene un calendario dudoso, pese a pasar de largo en los recortes del Gobierno.

El problema está en la tramitación. Falta la declaración de impacto medioambiental, a lo que luego seguirá la autorización administrativa. La planificación 2008-2016 la contemplaba para 2011, pero el cumplimiento dependerá de que los permisos lleguen a tiempo. REE se comprometió a que, una vez los tenga en su manos, concluir la línea en 18 meses.

Precisamente, ante la importancia de reforzar determinadas infraestructuras pensando en el reparto de potencia eólica del Gobierno gallego, la revisión del departamento que dirige Miguel Sebastián incorpora, según confirman desde el sector, el adelantamiento de una nueva subestación en Lugo a la que derivar parte de la electricidad que salga de los nuevos parques para repartirla luego a las grandes conexiones exteriores de la comunidad. Una de las reclamaciones de la Xunta. La fecha de puesta en marcha era 2015 y finalmente será 2012.

En el sector dan por hecho que sí podrían verse afectadas en Galicia por el descenso en las inversiones y el aplazamiento de obras algunas actuaciones ligadas al suministro, al consumo de particulares en puntos concretos debido. Los detalles no se conocerán hasta que Industria publique la revisión con las posibles correcciones que realice la CNE. En todo caso, no afectarían a las líneas estructurales del sistema.

Las infraestructuras que sufrirán el adelgazamiento –y que suponen un descenso de inversiones del 14,6% sobre lo planteado en el caso de la electricidad y hasta de un 19% en gas– serán replanteadas en la próxima planificación, la que va de 2011 a 2020 y en la que ya trabaja el Ministerio de Industria. Su nuevo calendario dependerá también de cómo siga comportándose la demanda, que tras los descensos sufridos durante parte de 2008 y todo 2009, acumula en el primer trimestre de 2010 un alza del 4,7% en la electricidad y un 6,3% en gas. "De consolidarse esta tendencia durante los próximos meses, los niveles de consumo anteriores se recuperarán rápidamente –señala Industria–. En ese caso, la práctica totalidad de las infraestructuras energéticas originalmente planificadas resultarán necesarias y serán desarrolladas, aunque en un plazo de tiempo más extenso de lo previsto?.