Los peregrinos que a partir del 1 de abril quieran acceder a la Catedral de Santiago tendrán que dejar fuera sus mochilas. Desde ese día, miembros de seguridad privada controlarán el acceso al interior del edificio y no permitirán la entrada con grandes bultos, al tiempo que controlarán también los pequeños bolsos. En la puerta del recinto se instalarán arcos de detección de metales, que estarán operativos hasta que concluya el año santo.

Ayuntamiento y Cabildo analizarán mañana cuántas consignas habilitan para que los peregrinos puedan dejar su equipaje antes de acceder a la Catedral. La Casa del Cabildo, donde se sella la Compostelana, será uno de los lugares donde se instalarán consignas y a ella podrían unirse el aparcamiento de la avenida Xoán XXIII y San Martín Pinario, según adelantó el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo. En estas consignas también se instalarán arcos de seguridad para comprobar que ninguna mochila contenga materiales peligrosos.

Mañana decidirán cuántos de estos espacios habilitan, pues la Xunta aspiraba a traer a Galicia un cuarto de millón de peregrinos, un 40% más que en 2009.

Este servicio no será gratuito, aunque sí "económico", como adelantó Sánchez Bugallo, que recordó que es el Cabildo el que fijará su precio.

En sus manos quedará también el acceso a la Catedral a través de los servicios de seguridad privada que contrate porque se trata de un lugar bajo su gestión. Pese a ello, el delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro, explicó que estarán en constante colaboración con los agentes de la Policía Nacional y la Policía Local.

Louro presidió la reunión del Órgano de Coordinación Superior del Plan de Seguridad del Xacobeo, que elevará la intensidad de la alarma de normal a alta en Semana Santa, de junio a octubre, y también durante la visita del Papa Benedicto XVI a Compostela, prevista para el 6 de noviembre.

La Guardia Civil, centrada en el control de los caminos de la ruta, será la primera en activar la alarma el próximo día 26. Dos jornadas después lo hará la Policía Nacional. La situación volverá a la normalidad la semana siguiente.

La seguridad privada será también la que se encargue de controlar el aforo de la Catedral, como sucede, por ejemplo, en San Pedro del Vaticano. La única limitación será la capacidad del edificio. "Un estudio estima en 1.200 personas el aforo, pero creo que será posible que sea superior", apuntó Bugallo, que cree posible alcanzar las 1.500.

Cuando se alcance esa cantidad, los visitantes tendrán que esperar en la puerta su turno para acceder al interior.

El sistema para contar el número de personas que acceden a la Catedral se probará los días 29, 30 y 31 de este mes. Entrará en funcionamiento el 1 de abril.