Es una de las 22 víctimas del terrorismo que integra el colectivo Santiago Apóstol. Ángel Montaña, guardia civil de Vilasantar (A Coruña) destinado en País Vasco y objetivo de ETA en 1981, presentó ayer las líneas de trabajo de la nueva asociación que él preside. Tras reivindicar una ley de asistencia en Galicia similar a la de otras comunidades, instó al Gobierno español a cumplir las “promesas incumplidas”.

-¿Por qué decidieron crear una nueva asociación? ¿No se sentían identificados con los colectivos ya constituidos?

-Sí que nos sentimos identificados, pero pensamos que hay otro método de trabajo: aglutinar esfuerzos para unir a todas las asociaciones. A nosotros nos gusta el trabajo en silencio. Nacemos como respuesta a la cantidad de promesas incumplidas por parte de las Administraciones y ante los beneficios que se están dando a los terroristas en cuanto al cumplimiento de las pena.

-Su lema es trabajar en silencio para lograr resultados. ¿Hay asociaciones que no persiguen ese objetivo?

-Yo diría que algunas actúan como políticos. Pero algún partido con poca sensibilidad también utilizó a las víctimas. Ahora bien, tenemos que darnos cuenta de que en esta vida todo es política y las asociaciones sin política tampoco vivimos. Hay algunas asociaciones que han actuado de forma partidista, pero también tengo que decir que los representantes políticos nos dieron de lado.

-El Gobierno central ¿estuvo a la altura de las demandas de las víctimas?

-Con algunas sí, pero con la mayor parte, no. La desgracia del terrorismo fue el giro que dio en su forma de actuar. Mientras [ETA] actuó contra uniformes, no nos miraban, pero cuando cambió la forma de actuar y sus objetivos, se dieron cuenta de que cualquiera puede ser víctima del terrorismo.Ya hemos sufrido 50 años de terrorismo y, por ahora, no se ve el final del túnel.

-La presentación del colectivo se hace en pleno Año Santo bajo el nombre de Santiago Apóstol, ¿por qué ese nombre?

-El Apóstol fue decapitado. A algunas víctimas del terrorismo les metieron un tiro de gracia. Bajo la protección del Apóstol, pedimos respeto por la vida.

-¿Es el diálogo la vía para poner fin a la violencia?

-Las organizaciones terroristas cuando ven un Gobierno sensible aprovechan para hacerse más fuertes.Sólo con la unidad de todos los partidos y el mensaje de que no hay solución a lo que ellos pretenden, perderán fuerza. Lo que hace ahora el Gobierno francés es un ejemplo. Está destruyendo todos los santuarios y madrigueras de serpientes.

-España también desarticula comandos...

-Este es el camino adecuado, pero falta otro paso por dar. El de la Justicia. No sé si es que las leyes no están bien, si no dejan actuar a los jueces, si se quiere quedar a bien y que otros hagan el trabajo sucio… Lo que sí sé es que si todos los poderes públicos trabajaran en unidad, el terrorismo no resurgiría. Los problemas de la Justicia hacia las víctimas son muchos: carecer de información sobre los atentados, sumarios mal instruidos, certificados de forenses y otros profesionales falsos, más beneficios a los terroristas y el incumplimiento de las penas.

-Si llega la paz, ¿las víctimas podrán perdonar a los etarras?

-Mi deseo sería que finalizara el terrorismo, que no quedaran huellas para luego no tener que remitirnos a leyes como la de Memoria Histórica que no solucionan nada. El objetivo es borrón y cuenta nueva, ahora bien que los derechos adquiridos que no se olvidaran de ellos. Si los acuerdos se cierran en falso, no se entregan las armas o el independentismo continúa, ETA resurgirá y volverá a suceder más de lo mismo.