Una buena idea mal planteada. Con esta premisa de partida, la Xunta le ha dado la vuelta a las Normas do Hábitat aprobadas por el bipartito, que en su momento supusieron el enfrentamiento de la Xunta con los promotores y los ayuntamientos, por entender unos que las condiciones de edificabilidad eran muy exigentes y, otros, por interpretar que se invadían las competencias municipales. Las nuevas disposiciones, aprobadas ayer por el Gobierno gallego, anulan un buen puñado de obligaciones recogidas en las Normas do Hábitat y dan mayor flexibilidad de aplicación a las restantes. Entre las principales novedades figura la cesión a los ayuntamientos de la facultad para autorizar, en determinadas circunstancias, las excepciones en el cumplimiento de las condiciones de habitabilidad, la eliminación de todas las referencias a la orientación y horas de sol que deben incidir sobre las viviendas o la introducción de una mayor tolerancia en las dimensiones y distribución interior de los pisos.

Cuando el bipartito aprobó sus Normas do Hábitat lo hizo con una fuerte polémica y en contra del criterio de los promotores y ayuntamientos. Las condiciones de habitabilidad eran tan rigurosas que provocó un aumento espectacular de visados antes de la entrada de vigor de la normativa para esquivar sus obligaciones. Y la Federación Galega de Municipios e Provincias las recurrió ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia por entender que invadía las competencias municipales.

Las nuevas normas que regulan las condiciones que debe reunir una vivienda para ser declara como tal son de obligado cumplimiento, pero la Xunta concederá a los ayuntamientos la autorización para dictar excepciones cuando la normativa resulte inviable en su aplicación. Hasta ahora estaba en manos de Xunta, lo que hacía el proceso mucho más lento debido al largo proceso burocrático. Estas excepciones podrán ser aplicadas en las rehabilitaciones pero también en las nuevas edificaciones levantadas en los llamados "suelos residuales", de reducidas dimensiones. Con la anterior normativa las situaciones de excepción eran casi imposibles. Además, en adelante se flexibilizarán las condiciones para compatibilizar los requerimientos de habitabilidad de viviendas con los de protección del patrimonio.

De las disposiciones desaparecen todas las referencias a la orientación de los edificios, las horas de sol y los voladizos porque el Gobierno del PP entiende que son aspectos que no afectan a la habitabilidad y que sí deben figurar en los planeamientos municipales. De la misma forma se eliminan todas las especificaciones sobre la reutilización de aguas grises y el gas radón por considerar que deben ser reguladas por las normas sanitarias y ambientales, y sobre las condiciones de eficiencia energética, ya que éstas se establecen en el código técnico de edificación.

¿Qué otros cambios hay? Pues que la altura mínima de las puertas se rebaja de los 2,10 metros a 2,03 para homogeneizarlas a las dimensiones de España y Europa, que basta con que la estancia mayor tenga vistas al exterior, que los pasillos pueden rebajar su anchura a 90 centímetros en espacios puntuales, que se pueden volver a colocar ventanas en las vertientes de las cubiertas o que se permitirá la construcción de apartamentos tipo "loft", es decir, que en un mismo espacio esté el salón, la cocina y el dormitorio, puesto que con las normas del bipartito el dormitorio debía estar siempre en una estancia independiente. Eso sí, la superficie mínima seguirá siendo de 40 metros cuadrados.

Además, se reduce la superficie mínima del espacio dedicado al lavadero y de los armarios y se hace obligatorio la construcción de un trastero, que no podrá tener una superficie inferior a cuatro metros cuadrados.