Sin previo aviso ni la más mínima alerta por parte de la Xunta y el Gobierno. El peor temporal de lluvia y viento del invierno atravesó ayer Galicia cuando nadie lo esperaba, dejando a su paso cuantiosos daños materiales, más de 230.000 hogares sin luz, tres personas heridas, centenares árboles arrancados en medio de las ciudades, un sinfín de vallas, tejados y elementos de fachadas desprendidos, embarcaciones destrozadas, carreteras cortadas, coches aplastados por árboles y juzgados paralizados. Pontevedra y A Coruña fueron las provincias más afectadas por un fenómeno que se puede comparar al ciclón Klaus que el año pasado por estas mismas fechas barrió Galicia. Aunque la fuerza del viento no llegó a alcanzar los 200 kilómetros por hora como en aquella ocasión, se superaron los 160 en Ons y los 145 en zonas de A Coruña como Coristanco, Vimianzo o Lousame.

Pese a su poder destructivo, el temporal se presentó en Galicia sin una alerta previa, ya que tan sólo estaba previsto una borrasca en el mar. Tanto la Xunta como el Gobierno admitieron ayer que erraron en el pronóstico, porque ni MeteoGalicia ni la Agencia Estatal de Meteorología esperaban el vendaval. En todo caso, la Delegación del Gobierno en Galicia anunció que se hará una revisión para comprobar que fue lo que falló.

El temporal alcanzó su máxima intensidad entre las dos y las tres de la madrugada del jueves, un factor que contribuyó a evitar que los daños personales fueran mayores. A pesar de lo aparatoso de algunos incidentes, sólo tres personas resultaron heridas en accidentes de tráfico provocados por el temporal. En O Porriño un joven de 36 años tuvo que ser hospitalizado después de que un árbol cayera encima de su coche, el mismo motivo que provocó otro accidente en As Nogais en el que un hombre de 44 años sufrió rotura de clavícula. El tercer herido fue un vecino de 52 años de Ribas de Sil que chocó contra un árbol atravesado en la carretera.

Desprendimientos de tierra, tejados arrancados de cuajo, árboles, farolas y vallas derribadas y numerosos desperfectos sobre el tendido eléctrico fueron las principales incidencias provocadas en tierra por el viento, que sólo entre la medianoche y las 08.00 horas motivó más de 400 llamadas al servicio de emergencias 112. Unos 230.000 hogares llegaron a quedarse sin luz a las tres de la madrugada, momento en el que se registraron las ráfagas más intensas. Dieciséis horas después, sin embargo, todavía quedaban unas 8.500 familias en las provincias de A Coruña y Lugo sin suministro. A las 20:30 horas, Fenosa reponía la electricidad a todos su abonados, aunque en determinadas zonas con generadores portátiles, y Begasa seguía sin poder restablecer la luz a 2.500 abonados.

Debido a la falta de electricidad, los juzgados de Vigo, Cangas y Betanzos tuvieron ayer que paralizar prácticamente su actividad al no poder acceder a los archivos informáticos. Incluso las tomas de declaraciones se tuvieron que aplazar.

A falta de cifras oficiales, los daños podrían valorarse en cientos de miles de euros. Basta con ver el reguero de destrucción que dejó el temporal a su paso. En todo caso, el Concello de Ordes se apresuró ya cuantificar los daños, estimados en unos 150.000 euros.

En Vigo las rachas de viento llegaron hasta los 130 kilómetros por hora y barrieron la ciudad dejando un panorama desolador. En grandes cifras, el parte incidencias se resume con 61 árboles tirados, 45 desprendimientos de fachadas y 24 coches dañados.

Si ayer hubo un sonido en Pontevedra, fue el de las motosierras, que no pararon en todo el día de limpiar las calles y carreteras de los 150 árboles arrancados por el temporal. Estas escenas de las dos ciudades se repetían en todas las localidades del litoral gallego.

La única grúa que cayó de la que se tiene constancia sucedió en Carral (A Coruña). La pluma, de 25 metros de altura, se desplomó sobre tres edificios.

También el sector agrario sufrió numerosos desperfectos en concellos como Brión, Muxía, Santa Comba o Rodeiro, donde la fuerza del viento y los cortes de luz provocaron "cuantiosos daños" en muchas explotaciones para las que Unións Agrarias reclamó "ayudas inmediatas" por parte de la Xunta.

Decenas de centros educativos también se vieron afectados por el temporal, como el colegio de Boimorto, que suspendió las clases al no tener luz ni calefacción, o la escuela infantil de Cambados, que perdió parcialmente su tejado. Las dificultades para circular por algunas vías secundarias afectaron a 555 usuarios del transporte escolar en Lugo, aunque el IES Poeta Díaz Castro de Guitiriz fue el único que cerró por completo al no tener luz ni calefacción.

Los árboles derribados por el viento afectaron sobre todo a la red secundaria y dejaron aislada una aldea de Chantada.