La ubicación ya está elegida, en el entorno de Cabo Vilano y las Illas Sisargas, donde el atlas de Meteogalicia y el Inega localizan las mejores olas de la costa de la comunidad. El año, 2011. Hasta entonces, durante los próximos meses, la empresa Pipo Systems, con sede en Vigo, se dedicará a terminar la fase de investigación de su prototipo de undimotriz y los "muchos trámites" que hay que llevar a cabo para instalarlo, asegura Rafael Ibáñez, director de Gestión Corporativa de la compañía, con una delegación también en Cataluña.

El proyecto se remonta a 2006, de la mano de la propia Xunta y del Centro Tecnolóxico do mar (Cetmar). Los dos organismos firmaron entonces un convenio con Pipo Systems para el diseño de un sistema, en el que también colabora el Ministerio de Ciencia e Innovación. La compañía insiste en la importancia que ha tenido la ayuda de la administración gallega para sacar adelante el sistema. Tanto durante la pasada legislatura como en la actual. Seguramente porque con este prototipo se abre una puerta, no sólo al aprovechamiento del mar como energía limpia, sino también a una nueva industria, la de componentes de plataformas undimotriz, que podría complementar la actividad convencional de los astilleros. "La riqueza –señala Ibáñez– se quedaría toda en Galicia, no tendríamos que fabricar fuera".

Dos son las grandes diferencias que el prototipo presenta con respecto a la hasta ahora joya de la corona de las renovables, la energía eólica. Por un lado, el impacto visual. La plataforma en la que trabaja Pipo Systems sobresale entre dos y tres metros sobre el nivel del agua con unos sistemas boyantes. "A una milla de la costa, que sería la distancia correcta para ubicarlo, no sería perceptible", cuentan en la compañía.

El otro gran avance es la rentabilidad. Con todos los datos científicos que manejan sus creadores tras los diferentes estudios realizados y pruebas con el prototipo, y a la espera de probarlo directamente en la zona en la que estará, el prototipo permite aprovechar un 25% más productivo que un aerogenerador.

De momento, la única experiencia de este tipo que se ha llevado a cabo en España son las pruebas que está realizando Iberdrola en Santoña (Cantabria), otro de los emplazamientos idóneos a ojos de los expertos. Tres millones de euros de inversión para un mecanismo capaz de asegurar la electricidad para unos 2.300 hogares. Los números que maneja Pipo Systems para su prototipo son mucho más elevados gracias a un absorbedor puntual complementado que la firma tiene patentado. Es un sistema de 800 kilowatios –frente a los 140 de la tecnología que ensaya Iberdrola– que en el futuro formará parte de un parque mayor, con doce plataformas en total, con 10 megavatios de potencia instalada y capaces de generar 33 gigavatios de electricidad. "Es muchísima electricidad", señala Ibáñez.

Alimentación de boyas

En Pipo Systems compaginan los detalles del prototipo que probarán en Galicia con otro proyecto pionero en colaboración con el Gobierno asturiano y el Gobierno central. La intención es aportar energía con pequeños sistemas de undimotriz a las boyas que están repartidas por la costa canaria para la observación del mar. Como las que existen en todo el litoral el español y que permiten, entre otras cosas, medir el impacto del cambio climático en las olas y las temperaturas del agua. Hasta ahora, esas boyas se alimentan con pequeños grupos electrógenos o baterías. La idea que tiene Pipo Systems es trasladar este proyecto también a Galicia a corto plazo.