En el diseño del conglomerado financiero español tienen mucho que decir las entidades de ahorros, concebidas por el propio sector como un equilibrio frente a la banca, un revulsivo para el crédito y un plus para el cliente por el modelo de proximidad del que presumen. Lo que los analistas llaman la versión retail del sistema, "una atención distinta, una forma de buscar el traje a la medida del cliente", en palabras de José Antonio Olavarrieta, director general de la CECA, la patronal de las cajas españolas. Poco a poco han ido ganando terreno hasta superar ya el 50% del mercado, al hilo de los ambiciosos planes de expansión de estos últimos años. Las 45 cajas españolas tienen más de 25.000 oficinas repartidas sobre el territorio español –las delegaciones internacionales son excepcionales–, pero con grandes diferencias entre regiones. De media, en cada comunidad operan un total de 21, un número que cae en picado especialmente en tres asentamientos, en las islas y en Galicia, donde sólo están presentes 13 de ellas. Es, por ello, una de las autonomías con menor competencia. El 56% del negocio está en sus manos, aunque Caixa Galicia y Caixanova absorben por sí solas el 40%.

Nada que ver con los escenarios del sector en la mayoría de comunidades. Sobre todo en la zona de Levante –en la Comunidad Valenciana trabajan 24 cajas y en Murcia casi todas, 42– y Cataluña, con 33. Más de la mitad tienen también raíces en Castilla-La Mancha (28), Aragón (26) y Castilla y León y Andalucía, con 24 firmas presentes en ambas. El número se rebaja a 19 en el caso de Madrid y La Rioja; hasta 18 en Navarra y Cantabria; en el País Vasco son 16; y 14 en Asturias y Extremadura. Sólo en Baleares (11) y Canarias (12) se mueven menos entidades que en Galicia.

La cuota máxima de mercado de una caja sobre el volumen total del crédito se registra en Navarra, con un 35% en manos de su caja. No es casual. Los techos más altos se dan en las autonomías uniprovinciales donde el sistema se codea con una sola entidad de ahorro autonómica. Por eso la lista se completa con Asturias, donde Cajastur controla el 31% de la actividad del préstamo; Caja Cantabria asume el 29% de su mercado natural; y Cajamurcia, el 20%. ¿Qué pasa en Galicia? Pues que está a la cabeza entre las comunidades que cuentan con más de una caja, según los últimos datos de la CECA, con una cuota máxima, un 19%, en la que se asienta Caixa Galicia.

En su memoria de Responsabilidad Social Corporativa de 2008 que acaba de hacer pública, la patronal de las cajas hace una defensa a ultranza de la importancia de la competencia entre las entidades de ahorros y los bancos, pero también entre ellas mismas en todos los territorios. "Además de contribuir a eliminar los posibles abusos de mercado en el conjunto del sistema financiero, las cajas compiten unas con otras, tanto a nivel nacional como regional, no detectándose indicios de poder de mercado de ninguna entidad local en sus zonas de actuación", señala. Toda una garantía para los consumidores, según la CECA, que tienen "garantizada" la disponibilidad "de servicios financieros en las condiciones más favorables".

Tal y como está el puzzle del sector, tras la expansión territorial de los últimos años, los niveles de concentración regional se han reducido "considerablemente". El 35% que como máximo se da en la cuota del crédito al sector privado y la media del 19% en el conjunto de España son "evidencias" para el organismo que preside el gallego Juan Ramón Quintás de que las cajas "no sólo contribuyen a garantizar la competencia a nivel nacional" frente a los bancos, sino también por comunidades "frente al resto de cajas allí ubicadas".