El programa cultural del Xacobeo 2010, del que "no hay que esperar grandes fastos" según confesaba Roberto Pérez Varela hace unos días, fue avanzado ayer por el conselleiro de Cultura en el Palacio de Congresos e Exposicións de Santiago. Los reclamos más atractivos de ediciones anteriores del Xacobeo parecían ser principalmente grupos de la escena de la música popular urbana: Rolling Stones, Iggy Pop, Red Hot Chilly Peppers,... El hecho de que finalmente no venga U2 ni el Conselleiro anunciara ninguna sorpresa de envergadura (al margen de la aparición ya prevista de Mark Knopfler) deja a muchos con un mal sabor de boca, a la espera de que el programa se acabe concretando y cerrando con alguna de esas "sorpresas" que la Xunta advierte estar reservando.

La ausencia de llamativos nombres que eclipsen la representación de otras músicas en el programa pudieron crear la ilusión de que en esta edición se prestaba más atención a géneros como el "clásico". Nada más lejos de la realidad, basta con recurrir a la hemeroteca. Lo que no quita que la oferta de conciertos de música "clásica" de esta edición del Xacobeo sea atractiva.

Intérpretes de gran calidad (aunque con una popularidad debida en gran parte a potentes estrategias de márketing) como el pianista chino Lang Lang, la violinista alemana Anna-Sophie Mutter o la cantante Cecilia Bartoli podrán ser escuchados durante el Xacobeo.

En Lang Lang, niño prodigio en su día y actualmente una de las mayores estrellas del panorama pianístico actual, cobra interés extra observar cómo se articula en lo "clásico" la construcción de lo "auténtico". Me explico: nadie pone en duda el virtuosismo y las capacidades técnicas de Lang Lang, hasta el punto de que un pianista de la talla Herbie Hancock reconocía, en un espectáculo conjunto, sentirse incómodo tocando al lado de un superdotado como él. Pero tiene que cargar con el estigma de interpretar un repertorio occidental sin ser occidental, habiendo quien le achaque no realizar una lectura lo suficientemente profunda o madura de algunas de las obras del canon clásico que interpreta. Así, para quien el propio nombre de Lang Lang o sus cualidade técnicas no tengan un atractivo suficiente, siempre puede ir con el divertidísimo propósito de percibir cuanto hay de no genuino en su manera de tocar a Chopin.

Por su parte, Anna-Sophie Mutter, la "reina del vibrato", es uno de los rostros más conocidos del mundo del violín. Tanto por su interpretación del repertorio clásico (en obras como las Sonatas para violín y piano de Brahms sus interpretaciones son de referencia) como de música del siglo XX (Bartok, Berg; compositores como Lutoslawski o Penderecki incluso le dedicaron alguna pieza) se hizo un hueco en la historia del instrumento. Curiosamente, el debut de la violinista en EE UU con la Orquesta Filarmónica de Nueva York en 1980 fue dirigido por Zubin Mehta, director indio que también está presente en el programa cultural del Xacobeo y una de las batutas más importantes de las últimas décadas.

La cantante Cecilia Bartoli es de las mezzosoprano líricas más conocidas del momento, especializada en repertorio mozart y rossiniano y su perfil mediático la está elevando casi a la categoría de mito (observable en el hecho de que hay quien pretenda encontrar en cada nueva mezzosoprano lírica de sensación una "nueva Bartoli").

Vasily Petrenko, cuyo estreno discográfico con la Sinfonía Manfred de Chaikovski recibió este año el premio Gramophone a la mejor grabación orquestal, dirigirá la ópera Parsifal de Wagner, una de las óperas más influyentes tanto por su repercusión tanto musical como en el campo de las ideas (su actualización del poema medieval Parzival de Wolfram von Eschenbach fue inspiración de gentes tan dispares entre sí como Picasso y Hitler).

También se anunció para el Xacobeo la presencia de Phillip Glass, uno de los mayores exponentes del minimalismo musical y popularmente conocido por la banda sonora de Las horas, y por obras como Einstein on the beach dirigirá la Filarmonía de Galicia para acompañar el estreno del "primer filme de animación europeo en tres dimensiones".

Tal como funciona el "consumo" de música "clásica", en el que los nombres y las caras priman sobre los programas, habría lleno en las salas aunque Mehta, Mutter o Lang Lang decidiesen interpretar el "Chiquichiqui". El éxito de este programa está asegurado.