Por culpa primero de la entrada del euro y aquellos polémicos redondeos que dispararon el precio del café, el pan o de unos pantalones. Luego la escalada alcista de la inflación, de los tipos de interés. Lo cierto es que los bolsillos llevan resintiéndose ya una década, al margen ahora de la grave crisis. Galicia aguanta como la quinta autonomía en la que hay una mayor capacidad de compra, un puesto estrechamente ligado al menor coste de la vida en comparación con otras regiones. Pero aún así, no se libra de la caída constante en el poder adquisitivo y un recorte en el índice que lo mide superior al 3%. Son muy pocos los concellos que han logrado frenar el descenso acumulado desde 1997, según el último anuario económico de La Caixa, con datos a 1 de enero de 2008 De los 315, sólo en 21 municipios de la comunidad mejoraron las posibilidades de consumo de sus vecinos. En la mayoría de los casos, ligeros repuntes, a excepción de Vigo, la ciudad mejor situada en este índice, uno de los que se emplea para medir la calidad de vida, con un alza de más del 7%.

El incremento le permite a Vigo pasar de una cuota de mercado en España, de concentrar el 0,583% de toda la capacidad de compra en el país, a un porcentaje superior al 0,62%. A la cabeza de las ciudades medias, con Alicante y Córdoba. ¿Cuáles son las otras localidades que rompen la tendencia a los números rojos en el presupuesto doméstico? Ames, Arteixo, Baiona, Barbadás, O Barco de Valdeorras, Cambados, Carballo, A Estrada, Ferrol, Lugo, Marín, Monforte de Lemos, Ourense, Pontevedra, Ribadeo, Salvaterra de Miño, Santa Comba, Verín y Vilagarcía de Arousa. Entre las que siguen cayendo, los otros dos grandes ayuntamientos gallegos. A Coruña, con una cuota en el mercado nacional del consumo del 0,568% –frente al 0,571% registrado en 2007–; y Santiago de Compostela, con un descenso menos intenso, del 0,259%, al 0,258%.

Pese al declive de la actividad empresarial e industrial en la comunidad, la séptima economía española tras el ascenso de Castilla y León hasta el tradicional sexto puesto que ocupaba Galicia, la capacidad adquisitiva aquí se mantiene entre las cinco más fuertes del país, por detrás de Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana. Y hay medio centenar de ayuntamientos donde se nota especialmente.

El ranking de los municipios con más poder de compra en Galicia lo encabezan las siete ciudades más grandes, según el informe de La Caixa. Vigo, A Coruña, Santiago, Ourense, Lugo, Pontevedra y Ferrol, por este orden. Habitualmente, el censo y la intensidad económica influyen en el índice de consumo, aunque el resto de la lista demuestra que depende, y mucho, del nivel de vida de cada municipio. De hecho, para hacer sus cálculos, los expertos tienen en cuenta no sólo el número de habitantes, sino las dotaciones tecnológicas, la red de sucursales bancarias, el parque automovilístico o el volumen comercial.

El cuadro de los 20 primeros lo completan Vilagarcía de Arousa, Narón, Carballo, Redondela, Arteixo, Ribeira, Culleredo, Cangas, Marín, A Estrada, Lalín, Porriño y Ames. Por detrás, Ponteareas, Monforte de Lemos, Cambre, Tui, Boiro, Moaña, Nigrán, O Barco de Valdeorras, O Carballiño, Verín, Viveiro, Teo, Vilalba, Sarria, Noia, Betanzos, Mos, Poio, Sada, Cambados, Fene, O Grove, Gondomar, As Pontes, Baiona, Bueu, Ribadeo y Xinzo de Limia. Del total, de los 48 ayuntamientos gallegos con más poder adquisitivo, 20 están en la provincia de Pontevedra; otros 17 en la de A Coruña; seis en Ourense; y cinco en Lugo.

Entre las claves de esta radiografía, que la comunidad, con casi 2,8 millones de habitantes y una superficie de algo más de 29.500 kilómetros cuadrados, tenga en las carreteras 1,938 vehículos o 1,175 millones de teléfonos fijos. La evolución de la población, como demuestra cada vez que hay repaso del censo, es una de las más discretas de todas las comunidades, sólo por encima de Asturias. El número de habitantes en Galicia entre 2003 y 2008 aumentó apenas un 1,2%. Otro de los elementos que los economistas de La Caixa tienen en cuenta es el fuerte impulso comercial en la comunidad, con un alza de más del 15% en la actividad minorista.