Generalmente, de un año para otro, las administraciones no se gastan todo su presupuesto. Hasta que llegan momentos de vacas flacas como los que estamos viviendo y la única alternativa ante el freno de los ingresos es tirar de los ahorros. En la primera mitad del año, la Xunta gastó mucho más dinero del que en esos mismos seis meses entró en la caja. ¿Cuánto? Casi 700 millones de euros. Un duro golpe a la tesorería de San Caetano, a la partida que el Gobierno gallego guarda en sus propias arcas o en entidades financieras y que se redujo en el ecuador del ejercicio casi un 75%. De los más de 892 millones a los que ascendían las existencias el 1 de enero, a 223 a 30 de junio.

El recorte de la tesorería de la Administración autonómica ha ido en aumento en los últimos meses en paralelo al impacto de la recesión económica, el freno del consumo y el descenso de la recaudación fiscal. De hecho, al cierre del primer semestre de 2008, un año antes, la caja de la Xunta tenía más del doble de dinero que actualmente, 590 millones de euros; y cinco veces más, unos 1.150 millones, si retrocedemos hasta el 1 de enero del pasado ejercicio, según consta en los informes con las ejecuciones presupuestarias de la Xunta.

La radiografía con la evolución las cuentas gallegas del primer semestre del año, publicada ayer en el Diario Oficial de Galicia (DOG), tiene la peculiaridad del nuevo Gobierno por el medio. El 1-M provocó un cambio de riendas en el Gobierno gallego y una reestructuración también de las consellerías. Los 14 departamentos que utilizaba el bipartito, contando Presidencia y la Vicepresidencia de Benestar, se transformaron en 11. En algún caso, como en el de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, las competencias estaban hasta entonces repartidas en tres áreas diferentes, lo que desató importantes modificaciones de los fondos de cada una de ellas. hasta 900 millones de euros mudaron de manos.

De los más de 11.400 millones del presupuesto inicial de la Xunta para este año, tras el primer semestre queda un saldo disponible de 3.200 millones. La ejecución roza el 70%. Un porcentaje que, por supuesto, varía entre consellerías. La que se empieza a rascar el bolsillo es la de Sanidade. Para la segunda parte del año contaba con 41,8 millones de euros, de los casi 3.600 millones que recibió en las cuentas anuales. Es el área con mayor financiación de todas, por delante de Educación y Ordenación Universitaria, a la que el anterior Ejecutivo adjudicó 2.400 millones de euros y faltaban por invertir 758 millones a finales de junio.

En Presidencia, el gabinete de Alberto Núñez Feijóo, el saldo disponible para la segunda mitad del año supera los 70 millones de euros, con un crédito inicial todavía en tiempos de Pérez Touriño de 213 millones. Prácticamente la misma cantidad queda en la Consellería de Presidencia, Administraciones Públicas y Xustiza. La de Facenda, que sufrió un notable recorte de su partida tras ceder la tutela del Instituto Galego de Promoción Económica al departamento de Economía e Industria, mantenía unos fondos de 52,2 millones de euros, según el estado de ejecución presupuestaria. Por su parte, el departamento que dirige Javier Guerra, guardaba un saldo disponible de algo más de 147 millones de euros.

La principal novedad de la remodelación de las áreas en San Caetano fue la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas, el equivalente a los tres anteriores departamentos de Medio Ambiente, Política Territorial y Vivenda, nació con con una partida de casi 1.000 millones de euros, de la que todavía no se había invertido a 30 de junio la mitad. Cultura y Turismo dispone de 56,5 millones; Traballo y Benestar, poco más de 300; Medio Rural roza los 238 millones; y 195 la Consellería do Mar.

Al Parlamento sólo le queda suelto, 212.000 euros. Algo más de 5 millones tenía el Consello de Contas; 1,2 millones el Consello da Cultura Galega; y casi 700.000 euros el Consello Consultivo. Pendientes para transferencias a los ayuntamientos había otros 457 millones. Y de la liquidez obtenida con deuda pública, 394 millones al principio del ejercicio, faltaban por desembolsar sólo 26.

La recaudación se queda ligeramente por encima de los 4.000 millones. Sólo los impuestos directos –gracias a la partida autonómica del IRPF– se mantienen al alza, un 16%. Los indirectos, los que más dinero aportan, caen un 15% y las tasas y precios públicos, otro 11%. Se nota que hay problemas para llegar a fin de mes. La crisis dispara un 84% las liquidaciones de impuestos que se dan de baja, entre otras cosas, por la insolvencia de los declarantes.

Lo más llamativo es que el 32% de los 3.195 millones de euros de saldo disponible de toda la Xunta lo absorben los gastos de personal. Unos 1.019 millones de euros. Un 13%, 415 millones, son inversiones reales. El 2,5% para gastos en bienes y servicios; un 0,8% para gastos financieros; casi un 20% para transferencias corrientes; un 27% para transferencias de capital; y un 0,7% para activos financieros.