Conductas agresivas, delincuencia, absentismo escolar, consumo de drogas... Son muchas las familias que viven en un ambiente conflictivo, con problemas para controlar a sus hijos y dificultades en las relaciones entre sus miembros. En el caso más extremo, cuando el entorno se hace irrespirable, a los padres no les queda más remedio que ceder la tutela de sus hijos a la Xunta. Pero existe otra solución: recurrir a programas de terapia con el fin de lograr un ambiente de normalidad sin que los menores tengan que dejar de convivir con sus padres. Casi 200 familias recurren al programa de terapia familiar que ofrece la Xunta.

El plan, dependiente de la Consellería de Traballo e Benestar, ha registrado en los últimos años un crecimiento importante. Según los datos de la Subdirección Xeral de Familia y Menores, el número de familias que están siendo atendidas en 2009 ha ascendido a 175, una cifra superior a las 120 registrada en todo 2008. Una crecimiento que ya se constataba en el año 2007, en el que los casos crecieron desde los 48 de 2006, primer año del que se tienen datos, a 69. El incremento de familias usuarias de este programa coincide con el descenso de tutelas ejercido por la Xunta, que se redujo de 1.927 a 1.828 el año pasado.

Son cada vez más los padres que recurren al "Programa de atención a familias con problemas con sus hijos". Pero en ocasiones, como declara la jefa del Servicio de Defensa del Menor, Sagrario González ,"son los servicios de Familia y Menores de cada provincia los que envían a las familias al programa de terapia". Otras veces, estas resoluciones proceden de medidas judiciales, que en 2008 llegaron hasta un 15 %.

El desarrollo del programa lo lleva a cabo la Asociación de Terapia Familiar de Galicia, dependiente a su vez de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar. En la asociación, diversos expertos intentan potenciar la capacidad de los padres para consolidar una serie de normas en la familia, mejorar las habilidades comunicativas de sus miembros y consolidar los lazos emocionales y afectivos. Se trata de unos objetivos fundamentales para lograr una convivencia estable y agradable en la familia.

Así, el éxito de los terapeutas es considerable, si tenemos en cuenta que en el período que abarca del 2006 al 2008, según la Subdirección Xeral de Familia e Menores, un 66 % de los tratamientos se finalizaron con éxito.

Pontevedra, es a día de hoy la provincia que más ha notado el incremento de familias integradas en este programa. Así, en la provincia pontevedresa se han dado en lo que llevamos de 2009 hasta 32 altas, que se suman a las 53 familias que ya se encontraban en tratamiento. Le sigue en el número de altas A Coruña, con 15, y en la cola se sitúan Ourense, con 12, y Lugo, con 7. Así, Pontevedra cuenta con 85 familias en tratamiento frente a las 42 familias de A Coruña, las 36 de Ourense y las escasas 12 de la provincia de Lugo.

Esta evolución positiva viene dándose desde el año 2006, en la que Pontevedra ya se situaba a la cabeza de altas de familias usuarias, con una cifra de 20, frente a 6 de A Coruña, 4 de Ourense y 2 de Lugo.

Este crecimiento no quiere decir que la terapia esté exenta de dificultades. Como indica Ana Cerqueiro, psicóloga de la Secretaría Xeral de Familia e Benestar, los distintos problemas –delincuencia, violencia, vandalismo y agresividad– "se combinan entre sí". Además, estas actitudes vienen dadas a veces directamente de la dinámica familiar y de la desestructuración parental, esto es, la ausencia de una figura paterna o materna. Esta desestructuración puede estar causada por la separación o el divorcio de los padres, o incluso de la muerte de uno de los progenitores, de ahí la necesidad de tratar los casos con el máximo cuidado.

Por otro lado, un entorno violento también puede potenciar las actividades conflictivas de los menores.

De este modo, el programa de terapia familiar de la Xunta se consolida como una opción eficaz para solucionar los problemas de convivencia familiar, y no tener que apartar a los menores de sus padres.