Construir áticos sin licencia en los cascos históricos, instalar antenas sobre castros sin contar con la autorización de Patrimonio, derribar muros de piedra para construir otros de cemento en edificios antiguos, practicar el grafiti sobre un dolmen, usar una mámoa de vertedero, robar un cruceiro o una talla religiosa, vender un hórreo de más de un siglo de antigüedad, destruir un petroglifo... Las agresiones al patrimonio arquitectónico, arqueológico y etnográfico de la comunidad gallega son de lo más variopinto, aunque cada día resultan más gravosas para los que las cometen porque el número de multas que se han impuesto por ese motivo en Galicia se ha multiplicado por cinco durante los últimos seis años. No obstante, las “estrellas” del firmamento patrimonial más agraviadas son los inmuebles eclesiásticos. En 2008 casi una cuarta parte de los expedientes investigados y resueltos por la Dirección Xeral de Patrimonio tenían que ver con intervenciones en iglesias.

Este capítulo protagonizó cuarenta de los 174 expedientes que la Xunta resolvió durante el año pasado. La mayoría, 126, acabaron en una sanción, y en 48 de los casos la decisión final fue la de archivarlos. Se trata de cifras inferiores, en todo caso, a las de 2007, cuando Cultura investigó 212 expedientes y en 154 de ellos los técnicos vieron pruebas suficientes para aplicar una sanción monetaria.

A pesar de que las cifras de 2008 son ligeramente inferiores a las de 2007, la tendencia general ha sido un incremento en las sanciones desde 2003. La ex conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo, había advertido al inicio de su mandato de que su departamento iba a practicar “tolerancia cero” contra aquellos que atacaran los bienes patrimoniales de la comunidad y las cifras de multas parecen confirmarlo.

Así, en 2003 el Ejecutivo autonómico sancionó en 24 casos, aunque al año siguiente la cifra se elevó discretamente hasta las 37 multas. No obstante, tras la llegada al poder de la coalición entre PSdeG y BNG, las multas se dispararon y alcanzaron en 2005 las 72 y en el 2006 las 81. El crecimiento más acusado se produjo entre 2006 y 2007, ya que ese año se alcanzaron las 154 sanciones, y sólo desde el año pasado la tendencia parece cambiar, aunque el número de multas, 126, sigue multiplicando las registradas en los años precedentes.

Las indagaciones vinculadas a bienes arquitectónicos protagonizaron la mayor parte de los expedientes del pasado año, casi la mitad, con 89 casos, aunque las relacionadas con los yacimientos arqueológicos las siguen de cerca, con 71. En 2008 sólo se investigaron dos denuncias relativas a bienes etnográficos (entre los que se hallan los cruceiros) y, por el contrario, se duplicaron las relativas al Camino de Santiago, que pasaron de las seis de 2007 a las 12 de 2008.

En el capítulo de arquitectura, a las iglesias (40 expedientes) las siguen las agresiones a conjuntos históricos (la mitad) y a pazos (en once casos). Por lo que respecta a arqueología, los castros son los grandes perjudicados, con 30 resoluciones. Tras ellos, los petroglifos, con 13 denuncias resueltas, y las mámoas, con seis.