-Por su experiencia como fiscal especializado en Tráfico, ¿es frecuente encontrarse con casos en los que la causa del accidente es una carretera en mal estado?

-El año pasado hubo 2.180 muertos por accidentes en toda España. De todos ellos, 70 corresponden a Pontevedra y, según los estudios, el 6,08% se atribuyen al estado de la vía.

-La aplicación de esta medida es una gran novedad, porque hasta ahora las reformas iban encaminadas al conductor, ¿se estaba criminalizando demasiado al automovilista?

-De lo que se trata precisamente es de dejar claro que no es el único responsable. Ya dije que desde ahora los delitos de tráfico no serán exclusivos de los conductores, sino de cualquiera que genere graves riesgos para la seguridad vial. Y en determinados casos, la Administración o la empresa concesionaria o propietaria de algunos vehículos también pueden ser penalmente responsable.

-La aplicación del artículo 385 es muy amplia y, además de para administraciones públicas y concesionarias, contempla medidas penales contra cualquier persona que cause peligro para la circulación. ¿Podría citar algunos ejemplos?

- Las posibilidades son muchas y no se puede hacer un catálogo de las mismas. Ya el propio artículo, además de citar algunas de ellas, deja la puerta abierta a “cualquier otro modo”. Pero como ejemplo nos podemos referir a aquellos vehículos que circulan manchando la carretera por pérdidas de combustible, a los que salen a la vía perdiendo parte de su carga como es el caso de los dedicados al transporte de arena o tierra, los que dejan su vehículo en un lugar peligroso y no lo señalizan suficientemente, e incluso a aquellos dueños de animales domésticos que los abandonen en la carretera y puedan causar accidentes. En definitiva, hay que concienciarse: si se te estropea el coche, lo dejas en una curva y no tomas medidas, estás creando un riesgo.

-Hablando de conductores, ¿cuáles son los delitos más habituales que cometen y cuál es el perfil del “delincuente” al volante?

-El delito más frecuente, con diferencia, es el de la alcoholemia, seguido por el de conducir sin permiso o licencia. No se puede establecer un “delincuente tipo”, pero en los casos más graves son personas antisociales, insolidarias, que se creen que la carretera es suya y que tienen derecho a hacernos partícipes a todos de sus riesgos. Para ellos cobra significado la expresión “violencia vial”.