Tijeretazo al organigrama de la Xunta. El Consello aprobó ayer, en la segunda reunión de esta semana pero esta vez en el Parlamento, la nueva estructura del Gobierno gallego que supone reducir en un 47% el número de altos cargos con respecto al bipartito. De los 125 se pasará ahora a 66 -59 menos-, si bien la razón principal obedece a la decisión de Núñez Feijóo de suprimir los 52 delegados provinciales de las consellerías y dejar la representación de la Administración en una sola persona por provincia, más un quinto en Vigo. 125 eran también los altos cargos que Fraga tenía en su última etapa, entre secretarios xeral, directores xerais y delegados.

La remodelación se estuvo perfilando hasta la medianoche del pasado domingo y el resultado es, como aseguró Feijóo, la Administración más pequeña de la historia, pero también la “más coordinada”. “Somos consecuentes con el programa electoral”, destacó.

Al margen de los delegados provincial, si sólo se cuentan las secretarías y las dirección xerais, la reducción es menor, puesto que se pasa de 73 a 61. Pero esto no significa que se rebajen las competencias de la Xunta, que seguirán siendo las mismas del bipartito.

Algunos de los cambios afectan a la propia Presidencia de la Xunta, bajo la gestión directa de Núñez Feijóo, que incrementa sus funciones con las áreas de Deporte -también lo hizo Zapatero en su última remodelación-, de Igualdade (procedente de Vicepresidencia) y Modernización e Innovación Tecnológica, una secretaría destinada a modernizar informáticamente la administración.

La mayoría de las materias de la antigua Vicepresidencia pasan a manos de Beatriz Mato en Traballo e Benestar, que crea una Secretaría de Familia y otra de Dependencia.

La relaciones exteriores pasan ahora a depender de la Consellería de Presidencia, la igual que los cinco delegados territoriales, pero pierde el área de Función Pública -control de los 90.000 funcionarios-, que se integra en Facenda, que conserva la mayor parte de las competencias de la antigua Economía, salvo el Igape y las políticas activas de promoción económica, que se transfieren a Industria.

El principal cambio en Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, además del de fusionar tres consellerías, es que las competencias de vivienda se devuelven al Instituto Galego de Vivenda y que en el futuro se creará una agencia de carreteras que aglutinará todas las actuaciones en infraestructuras. Eso sí, perderá Portos de Galicia, se traspasan a la Consellería do Mar, que conserva toda las funciones de la anterior Pesca.

Cultura asume Turismo pero pierde Deporte, mientras que al departamento de Educación se incorpora Política Lingüística, que en el bipartito dependía directamente del presidente, y la Consellería de Sanidade mantiene prácticamente la misma estructura.

En los próximos consellos, la Xunta comenzará con la sustitución de los altos cargos en un proceso que durará varias semanas.