Ante la mesa, es más de hincar el diente que de removerse entre pucheros. Todo lo contrario que en la cocina política. Una década lleva Pedro Puy en la trastienda del PP y todo son elogios hacia él. “Una de nuestras mentes más brillantes”, señala un compañero de filas. “Un trabajador incansable”, cuenta una colega de la Facultad de Derecho de Santiago, donde imparte clases de Economía Aplicada. En los últimos años compaginó la docencia con su sillón en el Consello de Contas y como representante de los populares en la frustrada negociación del Estatuto. Por su formación “y por responsabilidad” dio el salto a la primera fila en la carrera del 1 de marzo, con la preparación del programa de Núñez Feijóo, que volvió a tirar de él para gestionar el traspaso. ¿Habrá una tercera petición, la de que forme parte de su equipo? “En las apuestas -contesta- soy de los que recomiento que se apueste poco”. La “tensión de los acontecimientos” y el trabajo le pasan factura. “Se lleva -dice- con toda la dignidad que uno puede”.

-¿Le costará coger el ritmo a la nueva Administración?

-El señor Feijóo ha dicho que contará con gestores con experiencia y cualificados. Espero que la transición tenga un coste mínimo, aunque hay que tener en cuenta que es un cambio, y un cambio con una simplificación de consellerías y direcciones generales, que trataremos de ajustar cuanto antes para operar con mayor eficiencia.

-Hay consellerías que tendrán muchas competencias. ¿No será complicado dar con la persona adecuada?

-No. Hay candidatos y personas preparadas. Muchas. Las competencias estarán distribuidas por criterios de racionalidad administrativa, sin duplicar direcciones generales como ocurrió debido a una división del Gobierno.

-Los 350 millones que quedan en tesorería, ¿les llegan para acabar el año?

-El margen lo da el grado de compromiso del gasto y es lo que vamos a analizar al detalle. Si es muy elevado o llamativamente elevado con relación a la ejecución del presupuestos en ejercicios anteriores será un condicionante, limitará la acción del nuevo Gobierno. Ahí también tenemos que conocer el flujo de nuestros ingresos y los impuestos cedidos y, muy importante, la negociación de la financiación autonómica.

-¿Cómo está la reforma?

-Tenemos una idea aproximada. Primero nos informó el señor Solbes, algo que es de agradecer, que demuestra que allí había más seriedad y que no pasa nada por transmitir información dos o tres semanas antes de lo que se hizo. Ahora estamos a la espera de más datos para que el nuevo responsable de Economía pueda negociar directamente con Madrid.

-Y con lo que saben, ¿Galicia gana o no gana?

-Tenemos motivos para estar preocupados.

-¿Podría ser más explícito?

-El sistema prima una serie de variables que no son las que tienen en cuenta cuál es el coste real de los servivios públicos en Galicia.

-Los famosos sobrecostes...

-Si las variables son unas u otras, a la larga puede implicar que los recursos para Galicia sean menores.

-Pero, ¿el envejecimiento no se incluía?

-Se incorpora al modelo, pero de una forma que no beneficia especialmente a Galicia. Pero, insisto, son comentarios preeliminares.

-¿Mantendrán todas las ayudas anunciadas enlos últimos meses por la actual Xunta? El complemento para los parados, los avales para créditos...

-Son aspectos que les corresponden analizar a los nuevos responsables de esos departamentos y tomar las decisiones más oportundas.

-¿Y será usted uno de esos responsables?

-Yo acabo de prometer el cargo de diputado y de momento estoy centrado en las tareas que estamos comentando, que no son poco importantes. No pienso en otra cosa.

-Pero parece que el nuevo presidente sí.

-Entonces pregúntele al señor Núñez Feijóo, que es quien tiene que pensar en las personas más adecuadas para cada uno de los puestos que tiene que nombrar.

-Le doy, entonces, la vuelta a la pregunta. ¿Se ve o no como conselleiro?

-Ni me veo ni me dejo de ver.

-Pues todos los dedos le apuntan. Todas las apuestas.

-Con lo que le voy a responder, espero que sea suficiente. Soy muy poco jugador y en azar recomiendo que se apueste poco.

-La reforma del Estatuto, ¿es una prioridad?

-La prioridad en estos momentos es, evidentemente, combatir la crisis y sentar las bases para una Galicia competitiva y que genere empleos de calidad. Es la prioridad absoluta. Casi por obligación personal tengo que reconocer que el marco institucional sobre el que opera el aparato económico es muy importantes para que la gestión económica sea eficaz y creo que hay algunas lagunas importantes que se pueden mejorar reforzando el Estatuto de autonomía. La prioridad inmediata no es ésa, pero, como compromiso electoral, se abordará en esta legislatura.

-Usted estuvo en las negociaciones de la reforma. ¿Le gustaría repetir?

-Le repito lo mismo. Estoy en el presente, que es muy intenso y ocupado. No tengo ninguna otra cosa en mente.

-¿Qué pasará con el concurso eólico?

-Es uno de los temas en los que habrá que analizar con atención cuál es el estado jurídico de la tramitación con los asesores legales de la Xunta. Hasta donde sabemos está en plazo de presentación de recursos.

-Ese plazo se acaba justo con la investidura.

-Será el momento en el que quien asuma esa responsabilidad tome decisiones.

-¿Habrá moratoria en el veto a la construcción en los primeros 500 metros del litoral?

-El bipartito se comprometió a tener la ley del litoral aprobada en dos años y no lo cumplió. El problema deriva de ahí y coincide con el traspaso. El Parlamento no está activo y es difícil reformar una ley precisamente porque en el Estatuto no se contempla la figura del decreto ley, una de las sugerencias que el PP hizo en su día. Se puede crear una situación de vacío normativo. Es un tema complicado, incluso desde el punto de vista jurídico y formal. Sería bueno que el actual Gobierno nos dijera qué pensaba hacer porque si los resultados electorales fueran otros hubieran tenido el mismo problema.

-Es de los que piensan que no existen recetas mágicas.

-Desgraciadamente. Pero sí existen caminos correctos y caminos que ahondan la crisis o que dificultan una salida con éxito.

-¿Qué puede hacer un Gobierno autonómico para combatirla?

-Más cosas de las que muchas veces se piensan. El debate intelectual sobre si las comunidades tienen o no capacidad para hacer política económica es muy interesante. La política económica hoy en día tiene condicionantes internacionales, instrumentos de nivel europeo como la política monetaria, estatales como la política de rentas o fiscal, pero también es verdad que en el marco de sus competencias las autonomías tienen dos ámbitos de actuación importantes. Uno, su capacidad normativa para hacer sus economías más competitivas regulando, controlando determinados sectores -desde niveles de precios, la existencia de mercados que sean más abiertos dentro de Galicia o que no haya posiciones de colusión-; pero también pueden preparar a nuestra economía, sobre todo a medio y largo plazo con políticas que tengan efecto ya a corto plazo, para que sea más competitiva. Por ejemplo, la educación, las inversiones en innovación, la priorización de los sectores donde estratégicamente nos interesa más concentrar recursos, etc. Efectivamente, no existen milagros, ni milagros aislados en el contexto de globalización en el que estamos, pero sí que es verdad que existen posiblidades de utilizar los recursos, que cada vez son más escasos, de forma racional, o de utilizarlos mal, incurriendo en un déficit que va a ser un lastre sin generar ningún efecto a corto plazo y mucho menos a medio y largo y plazo.

-Pero el margen normativo en impuestos que tiene Galicia, sobre todos los grandes, es muy reducido.

-Reducido, pero relevante. La incidiencia de los impuestos es importante. Es cierto que hay algunos tribunos en los que no podemos operar, como el de Sociedades, pero en el Impuesto de la Renta, la capacidad de las comunidades ya es significativa y lo será más con las previsiones que se incorporan en el nuevo modelo de financiación.

-¿Bajarán el IRPF en el tramo autonómico como prometieron en campaña?.

-Estoy convencido de que el PP va a cumplir las promesas electorales una por una.