-¿Cómo va a ser Galicia a partir de 2050 y a finales de este siglo?

-Con el incremento de los 3,5 grados previsto para finales de siglo, las condiciones en Galicia pueden cambiar bastante. Algunas para bien, y otras para mal o que, por lo menos, van a ser preocupantes. Se sabe cómo va a ser la costa, los campos de cultivo, los bosques, lo que define un poco el paisaje.

-¿Cuáles van a ser los cambios fundamentales en la costa?

-Va a haber una subida del nivel de mar que ya se está viendo. Se va a notar sobre todo en los fondos de las rías, que son zonas de humedales más llanas que las playas, que se verán inundadas por el mar. En las playas gallegas, como tienen bastante pendiente, la subida les puede comer unos metros, pero no va a ser especialmente significativa.

-Y la agricultura, ¿va a sufrir con las nuevas condiciones?

-Los cultivos pueden tener dos problemas, sobre todo en Pontevedra y Ourense. Se prevé una reducción de la materia orgánica de hasta un 60 por ciento a finales de siglo. Puede haber un conjunto de suelos importante que pierdan su capacidad productiva. Pero, por otro lado, la desaparición de heladas será favorable a cultivos que estaban limitados, como los cítricos o incluso el eucalipto.

-¿Se puede evitar llegar a este punto de improductividad?

-Para evitar esto hay alternativas fáciles. Hay que echarles abono orgánico. Además, la subida de temperatura favorecerá otros cultivos más adaptados. Las clases de cultivo podrán cambiar.

-¿Habrá cambios perceptibles en los bosques?.

Las especies mediterráneas van a ir prosperando, mientras que otras, de climas fríos, pueden perder territorio. Los pisos vegetales van a ir ascendiendo, porque las vegetaciones se ordenan en altitud según las temperaturas. Los que estén arriba de todo pueden llegar a desaparecer, como por ejemplo el serbal de los Ancares, o algún tipo de haya. Es aventurado dar nombres exactos, pero podría darse.

-¿Cuáles son los efectos más preocupantes?

-Casi diría que los incendios, porque van a aumentar. Y sabemos que hay años que son verdaderamente catastróficos. Y si aumenta el riesgo, dentro de la variabilidad que hay siempre, quiere decir que va a haber años muy malos, habrá mas riesgo de que haya fenómenos como los de 2006. Además, serán más severos, porque al estar todo más seco, la transmisión del calor va a ser peor. Serán más violentos.

-¿A qué se parecerá Galicia en el futuro?

-Será similar a la cuenca del Mondego, en Portugal. Si miramos su paisaje, vemos otro tipo de cultivo, aunque no demasiado diferente. Se ve que empieza a destacar el olivo, con tonos más grisáceos. Una vista acostumbrada verá que es un paisaje más mediterraneizado, con manchones de olivares.

-¿Las medidas que se están tomando van por buen camino?

-Lo que se está haciendo es sensato, se está viendo hasta donde llega el problema para planificar otras medidas, que le corresponden al nuevo Gobierno. Yo diría que uno de los acuerdos consensuados que habría que tomar es sobre el cambio climático, porque hay que actuar ya y va a implicar a muchos gobiernos y de muchos colores.

-¿Hay coincidencia entre los informes del cambio climático en Galicia?

-Sí, no hay ninguna contradicción. Existe otro realizado por parte del Ministerio, en el que participé como autor y conozco bien. Hay pequeños matices, claro, porque los modelos de predicción van mejorando y van ganando pequeños matices. Pero, a grandes rasgos, son totalmente coincidentes.