Libros gratis, sí, pero no a cualquier precio. Entre los años 2003 y 2005, fechas en las que la Xunta del PP experimentó con el modelo de gratuidad y el bipartito lo consolidó, 41 librerías de la comunidad cerraron sus puertas y entre 2005 y 2007 la edición de libros de texto descendió cinco puntos. Ocho de cada diez librerías de Galicia “dependen” del libro escolar para sobrevivir, ya que de ese capítulo procedía, antes de la entrada en vigor del modelo de préstamo en las escuelas, más de la mitad de sus ingresos.

El 60% de estos negocios podría cerrar por culpa del modelo de la Xunta, según denunció ayer la Asociación Galega de Editores (AGE) en Santiago, que presentó estos datos en un informe, donde también aseguran que las “pérdidas” en este ámbito ascienden a 18 millones de euros. Por estos motivos la AGE reclama al Gobierno gallego cambiar el actual modelo de gratuidad -basado en un sistema de préstamo en el que las obras son propiedad de la Administración y se renuevan cada cuatro años- por otro en el que los libros se otorguen en propiedad al alumno.

Los editores gallegos, que presentaron el estudio en el Consello da Cultura, insistieron en que si bien la gratuidad es un “derecho irrenunciable”, el Gobierno debe apostar por un modelo que les permita “asentarse como sector industrial”.

La AGE propone que las ayudas para la adquisición de textos escolares sean directas, que se ponga en marcha un sistema que les permita a las familias la compra de los libros en las librerías y que se “agilicen los trámites administrativos”. También sugieren que en su modelo se siga un criterio de “progresividad” y que se tengan en cuenta las rentas de las familias.

Además, en su informe, la AGE recuerda a la Administración que el libro “es el medio por excelencia” para la labor docente diaria. Así lo confirman, según su estudio, el 66% de los profesores.

Añaden como argumento que la propiedad del libro es un “motivo de interés, motivación y rendimiento académico” según el 68% de profesores y padres. En ese sentido, uno de cada cuatro docentes consultados reconoce que los libros se sustituyen por fotocopias, lo que “produce un deterioro y empobrecimiento de los materiales educativos”.

Los editores afirman que la situación se agrava por el “desequilibrio” en la oferta de material en gallego y denuncian que uno de cada cinco centros de la comunidad no imparta en gallego ninguna de las materias obligatorias en esa lengua.