Hay un gallego en la luna? Ya lo decía la canción. Y más de 335.000 repartidos por los cinco continentes. Desde la Patagonia, hasta Australia. Letonia, Rusia, Burundi, Sudán, Zimbabue, Haití, Bahrein, Namibia, Camboya, China, Japón? La colonia gallega se extiende por 125 de los 193 países. En once de ellos, su peso es mínimo: tan sólo un emigrante, según los datos del Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA). Por el contrario, Argentina, con 121.200 emigrantes, se convierte en la quinta provincia gallega.

Los gallegos empezaron a hacer las maletas a finales del S. XIX y aún hoy siguen con sus equipajes a cuestas. Durante más de un siglo, cerca de 1,5 millones de gallegos abandonaron su tierra para salir de la hambruna, huir de la Guerra Civil, escapar de la crisis económica, extender sus negocios o, simplemente, vivir una aventura. Los motivos que llevaron a los abuelos de la emigración a salir del país para hacer las américas nada tiene que ver con los viajes que ahora hacen sus nietos al extranjero.

A los que hace décadas se marcharon del país con el dinero justo para su billete de barco y con la incertidumbre de no tener trabajo ni vivienda al llegar a su destino, se les llama emigrantes. A los que hoy prueban fortuna o lo dejan todo para vivir una experiencia en el país que desde pequeños soñaron, se les denomina ciudadanos españoles en el exterior. Son los emigrantes del siglo XXI.

Coincidiendo con la época del retorno a Galicia de la diáspora del siglo pasado a Europa y América, las generaciones más jóvenes han iniciado su periplo por los cinco continentes. La pregunta ya no es dónde hay gallegos, sino: ¿Hay algún país sin presencia gallega? De los 193 países reconocidos internacionalmente, tan sólo 68 no tienen a ningún gallego inscrito en los registros consulares. Aunque tropas de la Brilat, con sede en Figueirido (Pontevedra), han puesto el pasado mes de octubre rumbo a una misión de seis meses en Afganistán, en la actualidad no hay ningún gallego residente en el país asiático. Lo mismo ocurre en Irak, donde los soldados gallegos reforzaron la Operación Libertad Duradera hasta que el nuevo Gobierno de Zapatero ordenó su regreso en abril de 2004. Albania, Armenia, Azerbayán, Gambia, Georgia, Kirguistán, Liberia, Laos, Birmania, Chad, Macedonia, Maldivas, Mali, Nepal, Ruanda, El Vaticano, Somalia, Sri Lanka, Uganza, Uzbekistán, Yemen, o Yugoslavia. Son algunos de los 68 países en los que en la actualidad no reside ningún ciudadano gallego.

En el extremo opuesto están Argentina, con 121.207 emigrantes gallegos, Venezuela (33.936), Brasil (30.635), Suiza (29.117) o Uruguay (28.537). Los cinco países con más peso de la diáspora gallega concentran el 72,5% de los 335.357 emigrantes gallegos llamados el _a las urnas el 1-M. En la actualidad, 252.015 gallegos (el 75,3% del total) residen en 28 países de América, 80.138 (24%) en 27 estados europeos, 1.182 (0,4%) en Australia y Nueva Zelanda, 666 (0,2%) en 32 países de África y 356 ( 0,1%) en 26 de Asia.

Los que más de un siglo después de la primera oleada de emigrantes a Iberoamérica hacen sus maletas no es sólo por escapar de la crisis económica. La mayoría se van para asentar su negocio en el extranjero o para conocer el país que siempre han deseado. Quedarse o volver, dependerá de cómo les vaya.

Gallegos afincados en países que nada tienen que con los que décadas atrás acogieron a la emigración relatan los motivos que le llevaron a irse a miles de kilómetros de su casa. Desde Moscú, Riga o Tokio, el empresario José Posada, el fotógrafo Delmi Álvarez y el creador de un portal sobre Japón y el manga Amir Reza Najjari García relatan cómo viven el 1-M.