El grupo estadounidense Citigroup sigue quemando etapas en el proceso para adquirir la Autopista del Atlántico a pesar de que la crisis económica también le golpea y las pérdidas le hayan obligado a fragmentar sus negocios, separando la sección de banca universal de los fondos de inversiones. Citigroup ha solicitado a la Comisión Europea permiso para comprar a la constructora española Sacyr Vallehermoso su filial de autopistas Itínere, que gestiona un docena de autopistas en España, entre ellas la AP-9, que enlaza Vigo con A Coruña.

Los expertos de Competencia de la CE tienen ahora hasta el 18 de febrero para decidir si dan vía libre a la operación, aunque, si detectan algún riesgo para la competencia, podrán abrir un análisis en profundidad e imponer alguna condición.

Bruselas examinará la compra en virtud del reglamento simplificado de control de concentraciones, el que aplica a las operaciones que a priori no plantean problemas de competencia.

Sacyr acordó en diciembre vender Itínere a Citi Infraestructure, filial de Citigroup, por 7.900 millones de euros, una operación que se articulará mediante una opa por la totalidad del capital de la empresa de autopistas. Con esa venta, la constructora, acuciada por una cuantiosa deuda superior a los 18.000 millones de euros, lograba reducirla un 37 por ciento.

Cuando se formalice la venta, Citigroup asumirá la gestión, entre otras autopistas de España, Portugal, Brasil y Chile, de la AP-9, la AG-55 (A Coruña-Carballo), la AG-57 (Puxeiros-Val Miñor) y el 18,3% de Acega, que explota la vía de peaje entre Santiago y Dozón.

El traspaso supone además volver a iniciar las negociaciones con el Ministerios de Fomento para la ampliación de la AP-9 y, singularmente, el puente de Rande, puesto que los nuevos dueños no asumen lo acordado por Sacyr.