Al concurso eólico gallego sólo le faltaba un final de vértigo para reunir todos los ingredientes propios de un culebrón. Y lo está teniendo. Sin entrar en el último capítulo, en el que se conocerán los grandes ganadores de la concurrida subasta de los 2.325 megavatios (MW), el desenlace previo tiene a todo el espectro político, grandes inversores y empresas, pendientes de cualquier gesto que salga de la Consellería de Innovación. A sólo 24 horas para el cierre del proceso, ayer se esperaba alguno. La comisión de valoración tenía que echar un vistazo a la lista de puntuaciones ya elaborada por los técnicos del departamento que dirige el nacionalista Fernando Blanco. Pero no fue así. Para asombro de muchos, miembros de la comisión incluidos, la sesión tuvo que suspenderse porque un "problema informático" impidió acceder a la tan preciada selección de proyectos y que los integrantes tuvieran acceso a ellos. Entre los socialistas, los socios de Gobierno, "cunde la idea de chapuza". No hay ningún acuerdo para llegar al final de la mano.

Si ya poco tiempo tenía el organismo -contemplado en la propia norma que desarrolla el reparto de cuota- para poner el broche final al macroconcurso al que se han presentado 1.000 candidatos, menos les queda ahora. La comisión vuelve a estar citada hoy a las diez de la mañana, con la presión de que antes de que acabe la jornada tendrá que cumplir con los plazos legales.

A manos de los miembros de la comisión -ocho de los diez están vinculados al área nacionalista de la Xunta, a través de la dirección xeral de Industria o el Instituto Enerxético (ambas divisiones tuteladas por Blanco) y la Consellería de Medio Rural- llegará una lista prácticamente cerrada, según fuentes cercanas al proceso, con los seleccionados como titulares en base a la puntuación conseguida y los suplentes, que tendrían derecho a hacerse con parte de la cuota en caso de que alguno de los ganadores no consiguiese luego, durante el proceso administrativo, que sus proyectos se aprobaran o que por cualquier dificultad -ya sea técnica o económica-, se quedaran por el camino.

El penúltimo incidente en la carrera por el futuro del negocio del viento gallego levanta muchas suspicacias y tensión en San Caetano. En las dos caras del bipartito. Algunos miembros del PSdeG-PSOE no ocultaban ayer su asombro con la suspensión de la reunión. "Ya de por sí era poco tiempo y ahora se deja para media hora la revisión de miles de folios", se quejan. "No hay ningún acuerdo -añaden-, ni una conversación". No entienden que después de un procedimiento "de meses" se llegue "así" al final. Por eso, en las filas socialistas asumen "con escepticismo" todo el procedimiento administrativo y califican de "chambonada" que se haya puesto en marcha el reparto sin aprobar un nuevo plan sectorial -que marca, entre otras cosas, dónde ubicar nuevos parques-, con "el del PP" en vigor.

¿Un posible aplazamiento? Fuentes socialistas no disimulan su interés en que se pudiera dejar el reparto para después de las elecciones, que se convocarán sólo 24 horas después, pero el problema está en el propio reglamento del concurso, que no contempla en ninguno de sus puntos la paralización y establece como tope para cerrar el reparto hoy.

La Consellería guarda silencio

En el departamento que dirige Blanco guardan silencio. El mutismo es absoluto. No hay nada que comentar, ni siquiera ayer quisieron entrar a hablar de la suspensión de la reunión y del problema informático que la provocó. Lo último, lo que dijeron el pasado lunes: "La comisión sigue trabajando". Parece que no habrá oportunidad tampoco de preguntarle al conselleiro hoy por el desenlace. Su agenda fue ayer interna, de encuentros en su despacho y reuniones sin cámaras ni periodistas, y la de hoy prevé una, a las once de la mañana, con la junta directiva promotora del Clúster Galego do Aluminio, a la que sólo podrán acceder gráficos. Aunque mañana tendrá que firmar la resolución con los proyectos vencedores, su equipo no aclara si podría o no convocarse una comparecencia para que Blanco anuncie el resultado.