X. m. C.  Ourense

Medio millar de personas despidieron ayer en Beariz a la empresaria ourensana Sesita Vecoña Otero asesinada el pasado día 27 de noviembre en uno de sus establecimiento de hostelería en Caracas (Venezuela). Todos los familiares directos de la víctima se trasladaron a la villa ourensana desde distintos puntos de Venezuela, México y Galicia para tributar su último adiós, con su marido, José Alonso Cores, sus cuatro hijos y sus hermanos al frente. La familia mostró una gran entereza, tratando de evitar por todos los medios que se registraran escenas de dolor, pese a la rigidez y consternación que podía observarse en el rostro de las personas más allegadas. Y también podía apreciarse un gran hermetismo en el entorno, al no estar claras las circunstancias y el móvil que determinaron el tiroteo, que culminó con la muerte de Sesita Vecoña.

La empresaria ourensana, que residió muchos años en Vigo, fue asesinada por una pareja que, simulando ser clientes, irrumpió en la habitación del Royal Palace, de su propiedad, y le pegaron un tiro en el pecho. Las dos personas que acabaron con la vida de la empresaria ourensana, un hombre y una mujer, se hicieron pasar por huéspedes. La recepcionista del hotel los anotó en el libro de registro, que los autores del asesinato se acabaron llevando en su huida para evitar pruebas contra ellos. A esto se suma la circunstancia de que el establecimiento carecía de seguridad, debido a que el vigilante había renunciado a su puesto hacía dos semanas.

La policía venezolana no pasó por alto que se trataba de un asesinato "completamente atípico, al no existir el móvil económico". Según las hipótesis policiales, los autores sólo perseguían el objetivo de sacarla de en medio, por lo que investiga a algún miembro del entorno familiar.

Entre las quinientas personas que acudieron para arropar a la familia de Sesita Vecoña se encontraban el alcalde de Beariz, Manuel Prado, y la práctica totalidad de la corporación municipal. El regidor admitió, con resignación, que este tipo de sucesos "se está convirtiendo en algo habitual" en la localidad ourensana, dado que el cementerio de Beariz ya acumula los restos mortales de unas diez personas que fueron asesinadas en México y Venezuela. Las últimas víctimas fueron Camilo Guerra, originario de Avión, que apareció muerto en un barranco en México hace dos años. Y anteriormente mataron a su cuñado Manuel Janeiro.

Con la muerte de Sesita Vecoña ya son cinco los emigrantes gallegos asesinados este año en Venezuela. Raimundo Reinoso, natural de Ourense, fue ejecutado por la banda que lo raptó el 26 de febrero, en Caracas. El emigrante también ourensano Francisco Pereiro, industrial cafetero, fue asesinado en marzo durante un intento de asalto en una finca de su propiedad. El último intento de rapto a un empresario gallego en Venezuela, el pasado mes de junio, acabó con la vida del ourensano Francisco Caldas, de 59 años, a la entrada de su ferretería tras enfrentarse a sus tres secuestradores. En marzo, el cuerpo de Manuel Basteiro, de A Estrada (Pontevedra), apareció tiroteado a la entrada de su negocio de construcción en la capital venezolana.