Ahora que cuesta más llegar a fin de mes, con la economía mundial en uno de los peores momentos de la historia, los que tienen los bolsillos llenos levantan más envidias que nunca. Claro que son la minoría, comparados con el número de hogares que están más de cerca de la renta media en la comunidad, de 8.186 euros por persona al año. Ante los ojos de las estadísticas, y sobre todo de los bancos, un rico es aquel que tiene un patrimonio superior a los 600.000 euros. Y 55.654 gallegos cumple con el exclusivo requisito. Son sólo un 2% de toda la población, pero muy poderosos. El capital que concentran en bienes, entidades financieras y productos más exquisitos -todo tipo de seguros y participaciones empresariales- ronda los 38.000 millones de euros, prácticamente cuatro veces más de lo que mueve la Xunta en su presupuesto para el actual ejercicio, unos 11.000 millones.

En sólo un año, 1.860 gallegos han entrado a formar parte del grupo de adinerados de la comunidad, según las últimas estadísticas de la Agencia Tributaria sobre el Impuesto del Patrimonio, que obligaba hasta su desaparición en este año a declarar todas las clases de bienes posibles si su valor total superaba los 600.000 euros. Con este aumento de la exquisita lista de grandes patrimonios y con la cotización al alza de las propiedades registradas -joyas, cuadros, depósitos bancarios y hasta hace muy poco también los inmuebles ganan en beneficios con el paso del tiempo-, los ricos gallegos son todavía un 20% más ricos de lo que lo eran en comparación con el ejercicio anterior.

En toda España hay 1.001.503 personas que pueden presumir de estar en estos niveles de vida. De acumular un patrimonio que suma 715.536 millones de euros. Los 55.654 gallegos con ese estatus económico y los casi 38.000 millones que concentran llevan a la comunidad a ocupar el quinto lugar del ranking nacional con mayor índice de riqueza acumulada, por detrás de Cataluña (183.565 millones), Madrid (178.424), Valencia (79.212) y Andalucía (62.167). Le siguen en la lista a Galicia las comunidades de Castilla y León (30.064 millones), Aragón (25.660), Canarias (22.606) e Islas Baleares (20.214 millones). En el resto de territorios, el patrimonio de los más pudientes no supera los 20.000 millones. Los últimos puestos son para Cantabria (10.086 millones), La Rioja (8.099) y, finalmente, Extremadura (4.823).

En todas las autonomías, también en el cómputo global de todo el país, una de las curiosidades es que a ojos de Hacienda hay más ricas que ricos. 29.595 de las grandes fortunas gallegas están en manos de mujeres, o, por lo menos, a su nombre -una táctica habitual para, por ejemplo, evitar embargos en caso de problemas en los negocios-, frente a los 26.059 que controlan hombres. Claro que el importe es mucho más elevado en el caso de ellos: el importe supera los 20.000 millones de euros, a razón de 768.952 por cada uno. La media cae a los 586.151 euros entre las mujeres, que reúnen 17.347 millones.

Inversiones

Evidentemente, el patrimonio va más allá del dinero en efectivo que puedan tener. Hay que sumar inversiones, activos, derechos... ¿Cuál es la radiografía de las inversiones de los ricos gallegos? Una de las partidas más elevadass, sí, en bienes inmuebles. En edificios y parcelas. Más de 7.000 millones de euros en los de naturaleza urbana y otros 288,8 millones en los rústicos.

Los bienes afectos a actividades económicas, todos aquellos que están ligados al día a día de una empresa -en una cafetería, para entendernos, desde la máquina del café, al mobiliario, pasando por la cristalería-, asciende a más de 700 millones.

Otra de las grandes patas de patrimonio, los bienes mobiliarios. Los ricos de la comunidad tienen depositados en cajas de ahorros y bancos unos 5.052 millones de euros; 937 millones en deuda pública, bonos u obligaciones del Estado; 4.346 en acciones y participaciones en sociedades de inversión colectiva, como las Sicav que utilizan los grandes empresarios -los Amancio Ortega, Manuel Jove, Rosalía Mera y el resto de propietarios de las principales compañías de la comunidad- para diversificar su riqueza poniendo picas en productos financieros y acciones; otros casi 3.000 millones en acciones de empresas que cotizan en Bolsa; y 14.035 millones en firmas que no están en el parqué. Los seguros de vida acumulan 484,5 millones