"Es una vergüenza que pase esto en una autopista". "Nadie nos avisó de la alerta por nieve y placas de hielo". "¿Por qué no se tomaron medidas para evitar este caos?". "Nunca vi nada igual". Esos fueron los comentarios más repetidos por los miles de conductores que ayer quedaron atrapados por el temporal en la AP-9. Paciencia al volante. No les quedó otra.

Un viaje de 65 kilómetros entre A Coruña a Santiago que apenas dura 50 minutos, ayer superó las tres horas. Los que más madrugaron fueron los más perjudicados. Los dos accidentes ocurridos a primera hora de la mañana en la AP-9 -a las 7:15 en dirección a Santiago y a las 08:30 en dirección a A Coruña- atrapó a unos 3.000 usuarios que a primera hora de la mañana salían a sus puestos de trabajo. Los conductores que se vieron afectados por la primera colisión en cadena tuvieron que estar dos horas parados. Fue el tiempo que tardaron la Guardia Civil de Tráfico y los Bomberos en retirar los vehículos siniestrados y normalizar la circulación. Una vez reanudado el tráfico en sentido a Santiago, a los conductores atrapados aún les quedaba otra hora y cuarto de viaje hasta entrar en la ciudad compostelana. El colapso en la Autopista del Atlántico se agravó con el vuelco de un camión y una nueva colisión múltiple a las 8:30 horas, en este caso en sentido a A Coruña. Los atascos sumieron en el caos la principal arteria que comunica A Coruña-Santiago. Hasta 20 kilómetros de retenciones.

Los funcionarios de la Xunta que viajaban, como cada día, en autobuses hacia Santiago, fueron testigos y víctimas del caos circulatorio provocado por los dos accidentes. Apenas diez minutos después de entrar en la autopista, sobre las 07:15 horas, el bus se paró a la altura del Mesón do Vento, debido al primer choque en cadena, ocurrido apenas dos kilómetros más adelante. "Y ahí nos quedamos, parados, durante dos horas. Se formó una cola inmensa de vehículos", contaba María Fernández, una de las afectadas. Mientras se hacía de día y con apenas calefacción, los funcionarios escuchaban las noticias "confusas" en la radio y observaban cómo en dirección contraria, hacia a A Coruña, "seguían circulando vehículos". "Pero llegó un momento en el que dejaron de pasar los coches", añade María. Hacia las 09:15 pudieron seguir circulando, muy despacio, y poco después pasaron ante los coches siniestrados en el primer accidente: "Había ocho o diez vehículos retirados en el arcén, pero no parecía muy grave", relataba esta funcionaria que, no obstante, sí se quedó impresionada al llegar a la altura de la localidad de Ordes y ver decenas de vehículos destrozados en la dirección contraria. "Había de todo, un camión con tres coches debajo, una cisterna del revés, otros volcados? mucho destrozo", explicaba María, que lamentaba la "increíble falta de previsión de Audasa", por permitir que los coches siguiesen accediendo a la autopista pese al caos.

Pero no sólo fue la AP-9. Las retenciones en la vía de pago se trasladaron a la carretera alternativa, la N-550, donde los usuarios tardaban una media de una hora para avanzar apenas siete kilómetros. "Llevamos desde las siete de la mañana en la carretera, y tan sólo hemos recorrido 40 kilómetros. A estas horas ya tendríamos que estar haciendo el camino de vuelta", aseguraba un grupo de camioneros tras seis horas al volante.

Transportistas, hosteleros, administrativos, diputados, funcionarios... La "pista de patinaje" en la que se convirtió la AP-9 tras los dos accidentes ocurridos a primera hora de la mañana atrapó a los miles de conductores que, en su mayoría, iban a trabajar a Santiago, Pontevedra y A Coruña.

Indignación

Indignados por la falta de medidas por parte de la concesionaria de la autopista, Audasa, se preguntan por qué Protección Civil no activó la alerta o por qué la empresa no actúo antes de que ocurrieran los accidentes para minimizar el impacto del temporal sobre el tráfico rodado. "Se pusieron a esparcir sal por la calzada sobre las nueve y media, dos horas después de que se produjera el primer accidente", cuestiona Toño Garrido, un camionero que llevaba desde las 07:00 horas en la carretera y que en seis horas de viaje había avanzado 40 kilómetros. "Nunca vi nada igual", añadió.

Como cada mañana, Alberto Calvo salió a mediodía de casa a su negocio de hostelería en Santiago. "Tras 45 minutos de retenciones, no me queda otra que armarme de paciencia y esperar", aseguraba ayer a la altura de Mesón do Vento, al tiempo que criticaba la falta de información sobre el colapso en la AP-9 y la N-550, carretera por la que él viajaba. "De lo que me he enterado ha sido por la radio", cuestionaba.