Una "actuación emblemática". Ésa es la manera en la que el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino define la demolición de las cuatro plantas, de 482 metros cuadrados cada una, del hotel de la Playa de Ber, en Pontedeume. El Gobierno quiere evitar construcciones "sobre la playa", que "privaticen" y ocupen la primera línea de costa. Y quiere, sobre todo, evitar el "alto impacto medioambiental" de estas edificaciones.

Ayer empezó lo que desde el Gobierno llaman "la última fase", lo que, quiere decir, que la demolición ha comenzado. Hasta este momento, los trabajos se habían centrado en separar los residuos generados para que pudieran ser transportados y gestionados de la manera correcta, para "valorizarlos". Todo ello, al igual que el derribo del hotel, obedece a la política de usar de forma racional los recursos naturales "con el fin de proteger, restaurar y regenerar nuestro medio ambiente"

Por todo ello, la demolición del hotel de la Playa de Ber supone todo un símbolo para el Gobierno. El Ministerio recuerda que el edificio está situado en la ría de Ares, en la desembocadura de los ríos Eume y Mandeo, donde, entre otros atractivos, hay un borde acantilado, que otorga un "valor añadido" al paisaje. Sin embargo, esta belleza ha atraído, entre los años 70 y 80, construcciones turísticas "de un modo desordenado y caótico". Entre ellas, claro está, se cuenta el hotel en fase de demolición.

Una iniciativa ambiciosa

El derribo es un emblema, pero también es una actuación ambiciosa, según el Ministerio. Así, para adquirir y después destruir, el Gobierno ha invertido 3,3 millones de euros. Esta cantidad permitirá recuperar para uso público 3.730 metros cuadrados de playa. No obstante, este volumen de terreno no es el único recobrado hasta el momento en la zona.

Así que, "si no se produce ningún imprevisto", a finales de este año quedará eliminada esta construcción, que "causa un impacto severo sobre la costa". De este modo, cuando se finalicen estos trabajos, se podrá divisar desde tierra este arenal, así como el paisaje de la franja costera adyacente.

El último paso será redactar un proyecto con el objetivo de mejora el uso público de la zona, la accesibilidad al arenal y la ordenación de los estacionamientos. Siempre, claro, en acuerdo con el principio de sostenibilidad.