julio pérez  Vigo

Ninguna administración puede esperar que los ciudadanos le aplaudan por subir los impuestos, por muchas explicaciones que den sobre la función que tienen y el objetivo de la recaudación. Aunque si hay algunas que tienen más complicada todavía la decisión es la que está más próxima, los ayuntamientos, que se topan todos los días cara a cara con los ciudadanos y no sería el primer caso de un levantamiento popular en masa que acaba con los planes de un alcalde. ¿Qué hacer ante la grave situación de tesorería que tienen muchos municipios en Galicia? Pues la tendencia general entre los concellos de la comunidad en la de los dos últimos años ha sido congelar su gravamen por excelencia en las corporaciones locales, el Impuesto de Bienes Inmuebles, el IBI -más conocido como la contribución- para los particulares, y a cambio, compensar con el incremento del tipo impositivo entre las empresas.

Sólo siete de los 315 ayuntamientos gallegos apostaron este año por elevar el recibo. 123, el 40%, lo mantienen en el valor supletorio, el más bajo. O lo que es lo mismo: se paga el 0,4% del precio de mercado establecido por el Catastro. Otros 190 tienen en vigor tarifas por encima y únicamente dos están por debajo de ese tipo. Eso en cuanto a los bienes urbanos y donde se incluyen, entre otros, las viviendas. Para parcelas rústicas, la proporción es muy similar, con 194 concellos pro encima del valor supletorio y el resto, con el mínimo establecido. Galicia es una excepción en el comportamiento general en España, donde sólo el 21% de todos las entidades locales se mantienen en los tipos más bajos del IBI, frente al casi 80% que opta por estar por encima.

La situación en el caso concreto de Galicia se da la vuelta entre los bienes inmuebles de características especiales -desde instalaciones eléctricas, pasando por autopistas, carreteras, hasta los aeropuertos y puertos comerciales- y que, en su mayoría, pagan las empresas. No todos tienen el mismo tratamiento, pero en todos se ha producido un incremento de los tipos aplicados este año -entre el 0,6% y el 1,3%- en comparación con 2007. "Es más difícil enfadar a las empresas", aseguran en varios gobiernos locales gallegos. "No crea tanta impopularidad y, al final, lo que cuentan son los votos".

Los que gravan las instalaciones destinadas a la producción de energía, el número de ayuntamientos que ha decidido incrementar la recaudación y aplicar un valor mayor al supletorio se ha duplicado, hasta un total de 147. En los bienes especiales catalogados como B -presas, embalses y saltos de agua-, hasta 26 concellos acordaron elevar la presión fiscal del IBI. Otros 43 han hecho lo mismo este ejercicio para gravar las carreteras; y en el caso de aeropuertos y puertos comerciales, los ayuntamientos que imponen más que el mínimo -son ahora 130- se elevaron un 62%.

Los cambios se notarán en la recaudación a cierre de año. En 2007, sólo por el IBI a particulares, los ayuntamientos gallegos recaudaron más de 300 millones de euros con los 2,153 recibos emitidos. La base media era por entonces del 0,57%, la segunda más baja de toda España.

CARLOS FERNÁNDEZ - PRESIDENTE DE LA FEGAMP

"La competencia se da por las actualizaciones del catastro"

¿Qué es lo que lleva a los ayuntamientos a mantener el IBI con el tipo más bajo pese a las carencias de recaudación de las que siempre se quejan? "No hay una respuesta única", responde Carlos Fernández, presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) y alcalde de Ames. "Es normal que todo el mundo se lo piense mucho antes de subirlo porque es un impuesto muy popular, en muchos casos hasta es casi el único de carácter municipal". Tan popular la tasa, porque casi todo el mundo tiene que pagarla, como "impopular su incremento".

La otra explicación en la que se apoya Fernández es la revisión del valor real de las propiedades. Cada diez años, el Catastro analiza lo que valen fincas rústicas y urbanas. El valor se actualiza y sobre él se aplica el IBI. "La subida del recibo puede ya ser de por sí espectacular si la vivienda estaba situada antes en 90.000 euros y ahora en 150.000", explica el presidente de los concellos gallegos, que reconoce que en los últimos años, con el disparado incremento de los precios del sector inmobilario y la revalorización continua de los pisos ha sido difícil mantener en los ayuntamientos el equilibrio entre la necesaria presión fiscal con la capacidad de los ciudadanos para hacerle frente. "La ley funcionará mejor ahora". ¿Y la competencia entre concellos por quién tiene el IBI más bajo? "En algunos casos, puede, pero esa competencia está más generada por las actualizaciones del Catastro, que en un sitio puede ser de 2004 y en el de al lado, de 1995".

JOSÉ MANUEL FERNÁNDEZ ALVARIÑO - PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN DE EMPRESARIOS DE PONTEVEDRA

"La ventaja es la gente formada, no los impuestos"

Dicen los empresarios que no están notando especialmente el incremento del IBI, pero sí la presión fiscal de Hacienda, la que impone el Gobierno central y las comunidades autónomas, especialmente ahora que estamos atravesando una de las peores crisis económica de la historia. "Los impuestos, sí, se llevan una parte alta de nuestros ingresos", afirma José Manuel Fernández Alvariño, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP).

Por eso, la patronal pontevedresa clama por un retraso para las pymes en el pago de las cuotas del IVA y de la Seguridad Social. "No estamos hablando de reducción, sino de un sistema de plazos que permita a las compañías aguantar el tirón de una manera escalonada en sus gastos fiscales", indica. Los empresarios son los primeros que están sufriendo la intensificación del control que la Agencia Tributaria está llevando a cabo para evitar cualquier fraude, especialmente ahora que los ingresos de las administraciones públicas está cayendo en picado. "Están revisando las cuentas como nunca", dice Fernández Alvariño. "Los empresarios -añade- estamos recibiendo cartas diarias".

Lo que sí nota la patronal pontevedresa es la competencia entre concellos a la hora de aplicar el IBI. "A 10 kilómetros uno de otro tienes tipos diferentes", sostiene. Aunque los empresarios defienden que el arma para captar empresas tiene que ser "la masa salarial". "Incluso para ofrecerse fuera ante deslocalizaciones, aquí la ventaja competitiva es la preparación de la gente".