Los dos traductores que acompañaban al fotógrafo gallego José Cendón y al periodista británico Colin Freeman podrían haberlos secuestrado con la ayuda de un tercero. Así lo manifestó ayer un portavoz de la Presidencia del Gobierno autónomo de Puntlandia, región situada en el noreste de Somalia y donde sucedieron los hechos. Para las autoridades locales, son los "principales sospechosos" por el momento, pese a que todavía no se ha producido ninguna detención ni se ha pedido ningún tipo de rescate. Debido a los pocos avances, los dirigentes de la región aseguraron que han desplegado a las fuerzas de seguridad para encontrar a los captores.

De todos modos, el Ejecutivo español, que ya ha iniciado contactos con las autoridades del país, consideró que la falta de un gobierno estable en Somalia está dificultando la investigación. Por eso, fuentes del Ejecutivo informaron de que no tienen ninguna confirmación de cómo sucedieron los hechos este martes y apuntan a dos versiones. La primera, la proporcionada por el Gobierno autónomo de Puntlandia, que acusa a los traductores. La segunda se refiere al equipo de seguridad contratado por Freeman y Cendón, que podría haberlos engañado.

Precisamente, según fuentes del Gobierno de Puntlandia, los secuestrados rechazaron una escolta policial, pese a las advertencias de las autoridades, y contrataron su propia seguridad, que fue preparada por sus intérpretes. Por su parte, Reporteros Sin Fronteras afirmó que ambos secuestrados viajaban sin escolta porque no habían comunicado su viaje a las autoridades.

Ante esta situación, el Gobierno de España y Reino Unido han decidido constituir una célula de crisis para abordar este secuestro, según adelantó ayer el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Así, explicó que los respectivos embajadores de ambos países en Kenia están trabajando sobre el asunto, ya que no existe representación diplomática en Somalia.

Siete día en el país

Por ahora, la única información de que dispone la diplomacia española apunta a que los secuestradores pueden tener retenido al fotógrafo y al periodista en "unas cuevas de difícil acceso" a unos 15 o 20 kilómetros de Bossaso (Somalia), el lugar donde fueron raptados después de pasar siete días en la zona trabajando en un reportaje sobre los piratas somalíes. Por lo menos, esa es la impresión que tiene el embajador de España en Kenia, Nicolás Martín Cinto, quien ya tuvo que lidiar con el secuestro en diciembre del año pasado de la médico española Mercedes García y la enfermera argentina Pilar Bouza, que se saldó con la liberación de ambas en buen estado en enero. Martín Cinto ya ha iniciado contactos con el Gobierno de Puntlandia.

Por esto, la organización Reporteros sin Fronteras indicó que "el tiempo es un factor determinante" para encontrar una salida positiva al secuestro, ya que otros dos periodistas extranjeros siguen todavía desaparecidos en el país desde que fueron capturados el agosto pasado.

Los secuestrados son la canadiense Amanda Lindhout y el fotógrafo australiano Nigel Brennan, que fueron capturados cuando visitaban unos campos de desplazados en las afueras de Mogadiscio junto con un camarógrafo local.