julio pérez  Vigo

Tras un continuo éxodo desde las localidades más pequeñas a los concellos grandes, los profundos cambios demográficos que arrastra Galicia en el último siglo han dejado huella en el reparto de la población. Sin que todavía haya indicios de que las migraciones interiores hayan acabado. Las siete principales ciudades gallegas se han consolidado como los polos de la comunidad en densidad de habitantes. En 1.900 representaban sólo el 12% de todo el censo. Hoy, casi cuatro de cada diez gallegos viven en Vigo, A Coruña, Pontevedra, Santiago, Ferrol, Lugo o Ourense, arrastrados por la progresiva terciarización de la economía y el abandono del rural en busca de las nuevas oportunidades laborales.

La comparación entre el crecimiento poblacional en toda la comunidad y el caso concreto de las siete ciudades de mayor dimensión son evidentes. Mientras el número de habitantes se multiplicó de media por un 1,3, en las capitales de provincia y el resto de municipios principales llegó a cuadruplicarse. Los ejemplos más significativos son los de Vigo y A Coruña, que pasaron, respectivamente, de albergar 46.573 habitantes y 53.536, a 294.772 y 244.388, según un reciente informe elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, lo que le ha permitido al municipio pontevedrés en estos últimos cien años convertirse en el ayuntamiento más poblado de Galicia.

La provincia de Pontevedra experimentó en este periodo un "notable proceso de aglomeración". Vigo absorbe actuamente el 31,1% de toda la población pontevedresa después de multiplicar hasta por seis su padrón. En segundo lugar, la capital, con 80.202 habitantes. Los diez concellos más poblados incrementaron su participación relativa en el total de habitantes, hasta representar casi el 61% de todos los vecinos de la provincia.

A Estrada y Lalín figuraban en 1.900 en el tercer y cuarto lugar entre los concellos de mayor tamaño en términos de población de la provincia. Cien años después se descuelgan hasta la octava y novena posición, a la cola de Vilagarcía, Redondela, Marín Cangas y Ponteareas.

En A Coruña, la concentración ha estado más diversificada, repartiéndose por muchos más municipios de tamaño medio-alto, como Narón, Oleiros y Carballo, por encima los tres de los 30.000 habitantes y que junto con la capital -con el 21,6% del censo- y con Santiago, integran el grupo de concellos con mayor densidad en el norte gallego.

Ourense vive con especial intensidad el fenómeno de abandono del interior. La capital, con 107.186 habitantes, reúne el 31,8% de la población de la provincia. Los tres concellos que le siguen en el listado de los más poblados -Verín, O Barco de Valdeorras y O Carballiño- no superan los 14.000 habitanes. Muchos cambios en comparación con la radiografía de 1.900, cuando por detrás de la capital estaban Allariz y Nogueira de Ramuín, dos de las localidades que más han notado el recorte demográfico.

Descenso generalizado de población también en Lugo, que vive su propio fenómeno de concentración en las áreas más urbanas. La capital asumía en 1.900 el 5,9% de toda la población de la provincia y hoy el porcentaje está disparado hasta el 26,4%. Entre los 10 ayuntamientos más grandes se han colado en estos últimos cien años las localidades de referencia de A Mariña -Foz, Ribadeo, Viveiro y Burela-, sin apenas relevancia hace un siglo.