Al mar no se le pueden poner barreras. Es un medio abierto, continuo, como dicen los biólogos. Así que en principio no debería extrañarnos que por aguas gallegas pudieran aparecer peces originarios de otras zonas del planeta. Y no es una teoría descabellada en el caso de especies del fondo marino, donde las condiciones de habitabilidad son similares en la mayoría de océanos y mares. Por encima de los 1.000 metros, el escenario no es tan homogéneo. Ni la temperatura es la misma, ni el nivel de concentración de sal, ni la alimentación disponible. Por eso sí extraña que hasta el litoral de la comunidad estén llegando en los últimos años nuevas clases de jurelos, palometas, bertorellas, anguilas y otros ejemplares de pescado típicos de regiones tropicales. Hasta 23 especies nuevas han llegado en la última década aquí arrastradas por la modificación de las corrientes y el incremento de la temperatura del mar. Por el cambio climático.

"Son especies que habitualmente tienen el límite norte de distribución en Marruecos, en el entorno de Cabo Blanco, en Mauritania", explica Rafael Bañón Díaz, biólogo de la Unidade Técnica de Pesca de Baixura de la Consellería de Pesca, que lleva estudiando la aparición de estos peces desde 1996. "Su presencia en Galicia es un fenómeno sorprendente -añade- ante el alejamiento en muchos casos de sus áreas de distribución".

Las primeras pruebas de las alteraciones en los movimientos migratorios de los peces tropicales en las aguas atlánticas se remontan a 1963, con la captura de este tipo de especies al sur de Portugal, en la separación de la corteza continental y la oceánica. Las apariciones se fueron trasladando en los años siguientes hacia el norte de Europa: en 1968, en el noreste de España; en 1975, en el Golfo de Bizkaia; en 1976, en la plataforma céltica; y en el noroeste de Irlanda, en 1984. "Actualmente -señala Bañón- son numerosas las pruebas de los cambios en la distribución y abundancia de peces en el Atlántico europeo ligadas a efectos del cambio climático".

Es, por lo tanto, un "fenómeno global". Y una de las "manifestaciones más patentes" del impacto de la mano del hombre en el medio ambiente. El alza de la temperatura provoca el desplazamiento con un marcado componente latitudinal, es decir, desde el Ecuador hacia los polos. Peces, moluscos y crustáceos nadan hacia el norte porque en su entorno habitual ya no tienen la temperatura que necesitan para sobrevivir o porque, simplemente, se quedan sin la alimentación propia de su ecosistema.

¿Cuándo comenzó a extenderse el fenómeno por Galicia? Falta información histórica. No se puede determinar con exactitud una fecha, aunque los expertos lo vinculan con la entrada en la costa del Balistes capricus, el pez puerco, y en lenguado de pintas o Solea senegalensis, dos especies desconocidas hasta entonces y que cuentan ahora con una importante biomasa.

Capacidades

La investigación de Rafael Bañón, primero desde el Instituto Oceanográfico de Vigo y ahora desde la Dirección Xeral de Recursos Mariños, se remonta a 1996. Desde entonces, en Galicia se han encontrado 23 especies exóticas. Un número importante son de la familia de los carángidos tropicales, que vienen de las latitudes bajas, como ocurre con el jurelo azul, el dentón, el francés, el medregal negro y la palometa blanca. Su presencia se ha incrementado "notablemente", con cuatro especies detectadas en 1988 y un total de diez actualmente. "De manera similar y asociado al mismo fenómeno -señala Rafael Buñón-, en aguas atlánticas francesas está ocurriendo lo mismo. Allí se pasó de tres especies a finales del XIX a diez ahora". Sus características, son buenas nadadoras, se lo permiten. Los jurelos tienen una capacidad de dispersión mayor.

Pero incluso otras que no lo tienen tan fácil arriban hasta aguas gallegas. La anguila rayada (Pisodonophis semicintus), por ejemplo, no tiene aletas para moverse. Lo hace con el cuerpo, con movimientos en forma de onda. Las de la Fistularia petimba, más conocida como corneta colorada -con un cuerpo alargado y rígido, provisto de placas dérmicas-, son muy pequeñas, triangulares y están en la parte posterior del cuerpo, por eso le valen sólo para estabilizarse y realizar desplazamientos muy cortos. No es buena nadadora. "La presencia de la corneta colorada es quizás la más sorprendente de todas -indica Bañón-, debido al alejamiento de 2.600 kilómetros de su habitual límite norte de distribución".

La primera captura analizada en la investigación del biólogo gallego fue en la Illa de Ons. Un jurelo azul de 402 milímetros. Es la especie más abundante entre las capturas exóticas de los últimos años. Pero no la única. También en Ons, en 2005, apareció un medregal negro, y más recientemente, en julio de este año, un pez volador. En la separación de las plataformas continental y oceánica se capturaron entre el 96 y el 97 un reloj negro, un plumín, un pico de pato, un vagalume y un sanmantiño rosa. Otra clase de pelágicos, la ouxa de altura, junto con una especie de barbada propia de las Azores y de la bertorella, la rosada, en el Banco de Galicia. El listado de ejemplares es largo y toca prácticamente todos los puntos del litoral gallego. Desde A Guarda hasta Viveiro, pasando por Malpica, las rías de Pontevedra, Arousa y Aldán, o la localidad coruñesa de Laxe. Anguilas rayadas, choupones, peces piloto, jurelo francés, los conocidos peces voladores. ..

Las apariciones de estos extraños peces asombran siempre. Y, a veces, generan temor. Ocurrió en Portosín, en el verano de 2007, cuando unos pescadores recogieron una anchova, conocida como "lobo de mar" por su agresividad. Un gran depredador, que mata aunque no tenga hambre, originario del Mediterráneo, el mar Negro, la costa africana y el Atlántico occidental desde Estados Unidos a Brasil. Los científicos del Oceanográfico esperaban encontrar más ejemplares de pomatomus saltatrix porque suelen moverse en grupos de siete u ocho miembros. Pero el siguiente que apareció, del que hay constancia, se retrasó hasta octubre, en Aldán.

"El nivel de evidencias tanto por el importante número de especies de carácter tropical de nueva aparición como por el incremento o la disminución del volumen de otras especies que ya están presentes supone la constatación de cambios en las poblaciones de peces en Galicia", asegura Bañón. ¿Estamos ante un cambio ecológico? "Es muy pronto para saberlo", responde. "Todo lo que podemos hacer ahora es formular hipótesis. Como que el jurelo de aquí disminuye por varios factores, como la sobrepesca, y se conolide un tipo de jurelo propio del sur. Son solo teorías sobre el futuro".