La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó a cuatro años y nueve meses de cárcel a Uxío Caamaño, uno de los dos jóvenes acusado de la colocación de una bomba en julio de 2005 en un cajero de Caixa Galicia en Santiago de Compostela. Su compañera Xiana Rodríguez, acusada del mismo hecho y también miembro de la Assembleia da Mocidade Independentista (AMI), fue sentenciada a tres años de cárcel, aunque ya ha sido puesta en libertad debido al tiempo que ha pasado en prisión preventiva.

La sentencia hecha pública ayer estima que "son numerosos los elementos que soportan la afirmación de que los acusados pretendían alterar con su acción el orden constitucional, buscando de ese modo violento la independencia de Galicia".

Por ello, el fallo, del que ha sido ponente el magistrado Ramón Sáez, considera a Uxío Caamaño autor de un delito de daños terroristas con finalidad de subvertir el orden constitucional (tres años), un delito de uso ilegítimo de vehículo con motor (1.626 euros de multa), y un delito de falsedad en documento oficial (un año y 9 meses y 1.286 euros de multa). Los jueces consideran a Xiana Rodríguez culpable de los mismos delitos de daños terroristas y uso ilegítimo de vehículo.

No obstante, la joven salió en las últimas horas de prisión, donde se encontraba desde 2005, al haber cumplido ya la totalidad de su condena en carácter preventivo. Además, la Sala les ha condenado a ambos a indemnizar conjuntamente tanto a las empresas como a los particulares afectados por la explosión a las cantidades que se precisen en la ejecución de la sentencia.

Pese a ello los abogados de ambos confirmaron que recurrirán esta sentencia ante el Tribunal Supremo, a pesar de que, según declaró el abogado de Caamaño, Endika Zulueta, se sienten "medianamente satisfechos" con la resolución.

Durante el juicio, Caamaño admitió que él fue quien colocó la bomba, pero dijo que "no quería dañar a nadie" y que, por ello, sitúo junto al explosivo un cartel que ponía "´Peligro bomba. No tocar´". Además, exculpó a su compañera, Xiana Rodríguez, quien negó su participación aunque eludió rechazar la violencia con fines políticos, alegando que se trata de "un concepto abstracto".