julio pérez  Vigo

Dos gravísimos accidentes. Seis atentados. Víctimas mortales también por causas naturales. La lista de bajas de las Fuerzas Armadas españolas en Afganistán es larguísima. Tanto como el tiempo que lleva en marcha la famosa operación "Libertad Duradera" -bautizada inicialmente como "Justicia infinita" para ira de los musulmanes- que comenzó en 2002 con el objetivo de devolver la tranquilidad y la democracia al país, y que seis años después sigue adelante bajo el amparo de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) y a la que nadie se atreve a ponerle fin. 89 militares españoles han perdido la vida en el territorio de los talibanes, de los que 17 eran gallegos y otros dos más, sin haber nacido aquí, estaban muy vinculados con la comunidad, su destino temporal como miembros de la Brilat.

La OTAN es la encargada de la gestión de la ISAF desde el mes de agosto de 2003. Una fuerza formada por 30.000 soldados en la primera misión de paz que la organización realiza fuera del continente europeo. Las tropas españolas destinadas en el país, con unos 700 efectivos -entre ellos, parte de la unidad de Figueirido-, se ubican en Herat, al oeste, donde trabaja un Equipo de Reconstrucción Provincial. La solidaridad se paga cara en un país en guerra.

Un helicóptero fatídico. La tragedia conmocionó a la sociedad gallega. Los diecisiete militares que viajaban en un helicóptero Cougar cerca de la ciudad de Herat fallecían el 16 de agosto de 2005 tras desplomarse contra el suelo. Nueve soldados, un cabo, un sargento y un teniente del Regimiento Aerotransportable 29 de Galicia. De ellos, diez eran gallegos y otros dos estaban residiendo aquí. El suceso se cobró la vida también de otros cinco militares del acuartelamiento sevillano de El Copero. Aunque en un principio se barajaron todas las hipótesis, incluida la de un posible ataque exterior -el choque se produjo en una llanura entre una zona montañosa-, al final, oficialmente, fue considerado un accidente, aunque recientemente el Tribunal Militar Territorial Primero decidió seguir adelante con las investigaciones a raíz de la demanda de uno de los fallecidos que había sido desestimada en primera instancia.

La polémica del Yak. Es, hasta la fecha, el peor accidente en la historia de Ejército español. 62 militares que salían de Turquía rumbo a Zaragoza tras cuatro meses de misión de paz en Afganistán perdían la vida. El avión que ocupaban, un Yakovlev 42 ucraniano alquilado para la ocasión por el Estado Mayor de Defensa, se desplomaba cuando pretendía aterrizar para repostar en Trabzon. Uno de los comandantes, dos brigadas y un cabo primero, naturales de Guitiriz (Lugo), Vigo, Pontevedra y Lalín, estaban entre los fallecidos de ese fatídico 26 de mayo de 2003. La desgracia de las familias se convirtió en indignación al comprobar los problemas de identificación de los cadáveres cuando algunos incluso ya estaban enterrados y los problemas técnicos que la aeronave tenía. La situación desembocó en un largo proceso judicial, que todavía no ha acabado. La dueña del Yak y la contratista deben abonar 9,8 millones en indemnizaciones.

Idoia, la primera mujer. Su nombre, desafortunadamente, pasará a la historia del Ejército español como la primera mujer fallecida en una misión en el exterior. La joven Idoia Rodríguez Buján, de 23 años, residente en Nodar (Lugo), moría tras el ataque con una mina del convoy de vehículos militares en el que iba. en la localidad de Shindand, al sur de Herat. Ocurría el 21 de febrero de 2007. Su ilusión de toda la vida era ser soldado profesional.

Las últimas víctimas, en atentados

Detrás de las últimas bajas entre los militares que trabajan en Afganistán están los insurgentes. Con el atentado de ayer, que acabó con la vida del vigués Rubén Alonso Ríos, y del asturiano Juan Andrés Suárez. El anterior atentado se había registrado en septiembre del pasado año. Germán Pérez Burgos, de 33 años, casado y natural de Alange (Badajoz), y Stanley Mera Vera, de 20 años, soltero y nacido en Guayaquil (Ecuador), ambos de la Brigada Paracaidista, viajaban en un vehículo blindado que formaba parte de una patrulla, Un artefacto explosivo, una mina anticarros, fue activado por la presión que ejerció la rueda trasera derecha del vehículo que encabezaba la columna española compuesta por otros cuatro vehículos.

Los dos fallecieron en el acto, otros tres compañeros resultaron heridos graves, y otros tres más con heridas leves. Los talibanes afganos asumieron la autoría del ataque, aunque en un primer momento elevaron a cinco el número total de las víctimas mortales en el atentado. "Nuestros muyahidines hicieron estallar dos vehículos de soldados de la OTAN esta mañana en (el distrito de) Shewan en Farah, mataron a cinco e hirieron a otros siete", aseguró a EFE el portavoz talibán Zabiullah Mujahid el día del ataque.

Otro miembro de la Brigada paracaidista de la base de Herat en Afganistán murió y otros cuatro han resultados heridos leves por una explosión mientras realizaban una patrulla rutinaria en la zona de Bakua (cerca de Farah) el 8 de julio de 2006. El soldado fallecido, Jorge Arnaldo Hernández Seminario, era de origen peruano. La patrulla estaba compuesta por una sección completa con 33 efectivos a bordo de 9 blindados. Cumplía una misión ordenada por el general italiano al mando de la región Oeste de Afganistán y en la operación participaban también otra sección española y otra portuguesa.

En mayo de 2007, el Ejército tenía que lamentar también la pérdida del sargento Juan Antonio Abril Sánchez en un accidente de tráfico al volcar un vehículo todoterreno en Badghis, a 25 kilómetros de Qala e Naw, donde se encuentra el Equipo de Reconstrucción Provincial.