Día de tristeza en la Base General Morillo de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (BRILAT) en Figueirido (Pontevedra) donde hoy se celebró un sobrio y emotivo funeral por el cabo Rubén Alonso Ríos y el brigada Juan Andrés Suárez García, fallecidos en el ataque suicida del pasado domingo en Herat (Afganistán). Tras la homilía y el homenaje a los que dieron su vida por España, el Príncipe Felipe, con el uniforme de comandante del Ejército de Tierra, impuso sobre los féretros de los dos militares la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, la que se impone a los caídos por ataques en misiones militares.

Los féretros con los restos mortales de los dos militares llegaron a las 00.30 de la noche al aeródromo militar de Santiago de Compostela, donde fueron recibidos por la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el presidente de la Xuna, Emilio Pérez Touriño. Cerca de un centenar de militares acompañaron a los familiares y amigos del cabo Alonso Ríos y el brigada Suárez García, además de la ministra de Defensa, Carme Chacón, que, visiblemente emocionada, trataba de consolar a todos los presentes.

Cargados a hombros de una treintena de militares y cubiertos con la bandera de España, los dos féretros descendieron del Airbus de las Fuerzas Armadas con el que llegaron desde Herat en una breve procesión que los soldados realizaron al son de la marcha castrense. Con la lluvia siempre presente y entre los llantos de los familiares, los féretros fueron depositados ante la cúpula militar y las autoridades presentes, donde un grupo de religioso ofició una breve ceremonia en la que pidió el descanso eterno para "aquellos que dieron su vida por el deber patrio".

Tras la colocación de las coronas, la vicepresidenta, el presidente de la Xunta, la ministra de Defensa y el delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Ameijeiras, volvieron a acercarse a las familias para trasladarles su cariño y consuelo, igual que muchos de los militares presentes. Los cuerpos de los dos militares fueron trasladados entonces al Instituto Anatómico Forense compostelano, donde les fue practicada la autopsia, para, posteriormente, llevar los féretros a la sede de la BRILAT en la Base General Morillo de Figueirido (Pontevedra).

Sobrio funeral

A las 12.00 horas dio comienzo el funeral por los dos militares en un escrupuloso silencio sólo interrumpido por el llanto de los familiares cuando sus compañeros se llevaron a hombros los féretros, después del homenaje rendido por los guiones y los banderines a los que dieron la vida por España, con la colocación de una corona de flores roja ante los ataúdes y el Himno Nacional. Otro de los instantes de más emoción se produjo con la llegada de los Príncipes de Asturias, cuando se acercaron a dar el pésame a los familiares y éstos rompieron en llantos.

En la homilia, el arzobispo castrense Juan del Río Martín se dirigió a los familiares y a los compañeros de las víctimas del atentado para transmitirles "sentimiento, cercanía y afecto". "Todos estamos invadidos por la impotencia ante el terror y la violencia", lamentó. "Cuando se siembre ayuda humanitaria, valores democráticos, libertad y paz, si es bueno para la humanidad, ¿cómo recibir esta recompensa?", se preguntó, antes de añadir "ánimo, no tengáis miedo, sed valientes". El funeral destacó por su sobriedad y duró tan sólo media hora, con la bandera de España a media asta.

Al término de la ceremonia religiosa, el Príncipe, vestido con el uniforme de comandante del Ejército de Tierra, impuso sobre las boinas negras de la BRILAT colocadas en los dos féretros sendas Cruces al Mérito Militar con distintivo rojo, la condecoración que se concede a los fallecidos por ataques en misiones militares, mientras que sus compañeros les honraron con el himno 'La muerte no es el final'. El jefe accidental de la BRILAT, coronel Emilio Sarabia, fue el encargado de entregar a las viudas de los dos fallecidos las boinas de sus difuntos y las condecoraciones.

La ceremonia religiosa reunió a una amplia representación de autoridades civiles y militares. Tras los Príncipes de Asturias, que ocuparon un lugar destacado en el patio, se sumaron el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Congreso, José Bono, el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, la ministra de Pesca, Elena Espinosa, el presidente del PP, Mariano Rajoy, y el Delegado del Gobierno en Galicia. Con la ministra de Defensa se situaron diversos cargos de su Ministerio, como el jefe del Estado Mayor de Defensa, Julio José Rodríguez, y el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, entre otras autoridades.