Tras dos días intensos, de continuas comparecencias en los medios del comunicación para dar cuenta de los pasos que el Ejecutivo mexicano está dando para esclarecer el accidente en el que perdió la vida el secretario de Gobernación, el político de origen gallego Camilo José Mouriño, llegó el momento de recuperar la tranquilidad. Ésa fue la idea que una y otra vez lanzó el presidente Felipe Calderón tras la muerte de su mano derecha, y ése es el mensaje que ayer le transmitió al resto de la cúpula de Interior de su Ejecutivo para evitar que la gestión se paralice. Con la ciudadanía dividida ante las causas de la tragedia, que también se cobró la vida del ex fiscal antinarcotráfico, José Luis Santiago Vasconcelos, y la seguridad nacional cuestionada de nuevo, en Los Pinos, la sede oficial de la República, quieren reponerse y volver a respirar.

El encargado temporal de la cartera que desde enero gestionaba el hijo de Carlos Mouriño, presidente del Celta, es Abraham González Uyeda, que ya inició los contactos con los pesos pesados de la política y los círculos sociales del país para ofrecerles "diálogo permanente", según un comunicado emitido por el Gobierno de Calderón; y con el resto de subsecretarios de Gobernación, los responsables de Enlace Legislativo, Asuntos Jurídicos, Población, Migración y Asuntos Religiosos, y Normatividad de Medios. La orden: revisar y sacar para delante los proyectos y programas en los que estaba trabajando Mouriño y mantener el día a día de la agenda prevista. "Nos trasmitió esta determinación concreta de que el país sigue en marcha, la Secretaría de Gobernación sigue en marcha y todos los responsables de las distintas dependencias cerrando filas hacia el presidente Calderón", aseguró en una entrevista Cecilia Romero, directora del Instituto Nacional de Migración. El sustituto de Juan Camilo Mouriño es, de momento, una incógnita.

El duelo por la muerte del joven político se trasladó en las últimas horas hasta Campeche, el pueblo que le vio crecer y donde comenzó su trayectoria profesional tras abandonar Galicia a los ocho años. Allí descansan sus restos. Marigeli, su mujer; sus tres hijos, María, Iván y Juan Camilo; y sus padres, Carlos Mouriño y María de los Ángeles Terrazo, depositaron las cenizas del vicepresidente del Gobierno mexicano en una cripta de la catedral del estado en el que llegó a ser el diputado local más joven y donde aspiró a hacerse con la alcaldía.

El gobernador, Jorge Carlos Hurtado, reconoció la labor de Mouriño y lamentó su muerte por tratarse de un hombre "inteligente, amable, capaz" que contribuyó mucho al desarrollo del país y del Estado. "Nuestro deber nos hacía aliados, nos hacía trabajar juntos, con otros mejores esfuerzos, para sacar adelante a Campeche", dijo. "Hoy -continuó- nos une a todos un sentimiento de profunda tristeza. La muerte no distingue. Se aparece de pronto y deja su estela de dolor. Sea cualquiera la causa, es igual de profundo el sentimiento por nuestros amigos o familiares fallecidos, pero es mayor cuando nos arranca un ser querido de forma inesperada, sorpresiva y, para todos, hasta injustificada".

En el mismo acto se rindió tributo a Arcadio Echevería Lanz, coordinador de Eventos y Administración de la Secretaría de Gobernación, que perdió la vida también en el accidente del martes, cuando el jet en el que viajaban se desplomó por causas todavía desconocidas.