La población en Galicia se resiste a crecer. Lo hace, pero al ralentí, con ligeros incrementos año a año en el censo y con muchos ayuntamientos, sobre todo de las provincias del interior, que se van quedando sin vecinos. ¿A dónde van a parar entonces tantas nuevas viviendas que se han levantado en la comunidad con el boom del ladrillo de los últimos años? Por encima de las 40.000, incluso. Pues muchas de ellas, al mercado de segunda residencia. En el campo, en la playa, en las afueras de las grandes ciudades. Hasta el punto de que uno de cada tres pisos que hay actualmente en la comunidad son casas que se emplean de forma esporádica, según las últimas estadísticas del Ministerio de Vivienda. A cierre de 2007, el número de inmuebles no principales superaba los 523.700 de un total de 1.507.380 que integran el parque inmobiliario gallego.

Una consecuencia directa del espectacular incremento que la construcción de este tipo de viviendas ha vivido los últimos años en Galicia. De 412.120 que había en 2001, a los más de 523.000 a finales del pasado ejercicio, lo que representa un incremento del 27%, tres veces mayor que el experimentado por el mercado de viviendas principales, con un alza del 9,25% en los últimos seis años, hasta las 983.678.

De hecho, según los promotores, las viviendas turísticas y de descanso han sido, junto con el tirón del entorno de las grandes ciudades -refugio de muchas familias y parejas jóvenes para huir de los elevados precios- el motor durante los últimos meses del sector en Galicia hasta el reciente parón de la actividad. La costa gallega, desde Ribadeo hasta A Guarda, se ha consolidado como una alternativa al urbanismo saturado de Levante y el litoral andaluz. Compradores de media España se han lanzado a hacerse con una vivienda en la comunidad y durante 2007 absorbieron más del 12% de las transacciones inmobiliarias, casi 5.000 adquisiciones. Madrileños, muy por encima del resto (2.067), catalanes (691), vascos (537), leoneses (388), asturianos (239) y hasta andaluces (159).

A Coruña y Pontevedra, tradicionales destinos turísticos, concentran la mayoría de las segundas residencias, con 213.546 y 142.196, respectivamente, seguidas de Lugo, con 86.694, y Ourense, con 81.266. Proporcionalmente, los mayores incrementos se han dado en la provincia lucense, tras el despegue urbanístico de los concellos de A Mariña, que explican el increíble aumento de casi el 40%. Mucho menos, con un alza del 30%, A Coruña; seguida de Pontevedra, con un 23% más de segundas residencias que a principios de la década; y Ourense, con un 14,7%.

El auge del mercado de las vivienda no principales le ha valido al sector para exigir a la Xunta la mayor claridad y urgencia posibles en todas las medidas legislativas destinadas a la protección del litoral.