X. A. Taboada / Santiago

Las relaciones entre la Iglesia y el Estado, además de las referencias a la crisis económicas, el terrorismo de ETA o la violencia contra la mujer y los menores, marcaron ayer la Ofrenda al Apóstol, que volvió a recaer por tercera vez en el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, como delegado regio, que además se acaba de incorporar a la ejecutiva nacional del PSOE. Bugallo reclamó al Estado neutralidad y garantías para la libertad de culto religioso, pero al mismo tiempo demandó respeto para las tradiciones católicas, como la Ofrenda al Apóstol, cuando éstas están integradas perfectamente en los actos sociales. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, tocó las mismas teclas en su homilía, al rechazar de plano la interferencia de la política en las cuestiones de la fe y exigir una clara distinción e independencia entre religión y Estado.

La alocución de Sánchez Bugallo se produce tres semanas después del congreso nacional del PSOE en el que se apostó por una mayor laicidad del Estado, como la supresión de todos los símbolos religiosos en los actos oficiales, e incluso se estuvo a punto de aprobar una iniciativa para anular las ceremonias católicas en los funerales de Estado. El alcalde de Santiago, con estos antecedentes, defiende un equilibrio entre la historia, los elementos que configuran la identidad de un país, y los cambios que demanda una sociedad cada vez más dinámica.

"La Administración, desde la prudencia y el respeto, debe garantizar el libre ejercicio de cualquier religión y la neutralidad del Estado, siendo esto compatible con el respeto a las tradiciones que forman parte de la historia viva y de la cultura de nuestro país. Éste es el caso de esta ofrenda, que se realiza cada año desde 1642 dentro de las más absoluta normalidad de convivencia ciudadana", argumentó el alcalde. Prosiguió el delegado regio en esta línea al poner como ejemplo de "convivencia" entre Iglesia y Estado la próxima celebración en 2010 del Año Santo, evento para el que compromete consenso.

Pese a los aires de la laicidad que sacuden al PSOE, lo cierto es que ayer estaba media Xunta en la Ofrenda al Apóstol, con su presidente a la cabeza, aunque no había representación del Bloque.

En su respuesta a la ofrenda, monseñor Barrio siguió, al menos en parte, la misma línea del delegado regio. "La fe no puede ser convertida en un factor político", aseguró en la homilía. "El cristianismo y la Iglesia han tenido una dimensión pública a través de la distinción y la autonomía recíproca entre el Estado y la Iglesia, entre lo que es del César y lo que es de Dios. La misma libertad religiosa tiene aquí su raíz histórica", destacó Julián Barrio.

Crisis económica

No faltaron las alusiones a la crisis económica por parte de Barrio y de Bugallo. El alcalde pidió la intercesión del Apóstol para que España tenga "acierto" para salir de la "difícil situación económica" y pueda recuperar la creación de empleo. Apeló a que las políticas sociales "primen sobre intereses más poderosos" porque los tiempos de crisis perjudican más a los menos favorecidos.

El regidor lamentó que se tenga que denunciar el terrorismo, aunque manifestó su confianza en el Estado de Derecho como arma para vencer a la "barbarie".

Bugallo aludió a la inmigración, por las penurias que pasan quienes se ven abocados a utilizar la pateras, y reclamó una justicia "más eficaz" para proteger a la infancia, sobre todo después de que la "proliferación de la pederastia y de la pornografía infantil en la red" hayan hecho saltar todas las"alarmas", y para mejorar la situación de las víctimas de la violencia machista, "para que puedan salir de su jaula".