Vivir de los padres es la opción más común entre los jóvenes gallegos hoy en día, ya que la mitad de ellos depende económicamente de sus progenitores. La cuarta parte depende de sus propios ingresos, mientras que un 23,8% lo hace con ayuda de otra persona. Los mayores de 25 años y los residentes en el rural son los que presenta una mayor independencia económica.

Las diferencias entre el ámbito rural y el urbano son significativas en este aspecto. El 31,05 % de los jóvenes gallegos que reside en pequeñas poblaciones vive exclusivamente de sus propios ingresos, lo que supone una diferencia de casi once puntos respecto a los que habitan en el ámbito urbano (20,84%) y cinco respecto a los del semiurbano (26,11%).

Por sexos, los hombres que en el rural dependen únicamente de sus ingresos suponen un 30,21% de los casos. Esta media baja si hablamos de mujeres, grupo entre el que la cifra baja hasta el 21.59%.