A un lado de la alameda vivíamos los pobres, y al otro, los ricos". Él ya no es precisamente pobre, pero eso no le ha hecho olvidar sus raíces humildes en un barrio, el de Bouzas, que nada se parece ya al de su infancia, pero que aún conserva ese ímpetu emprendedor que un día le hizo hacerse a la mar y conquistar África. A sus 72 años, José Luis Bastos, que todos los veranos regresa puntual a su hogar para celebrar las fiestas patronales, se ha convertido en uno de los personajes más influyentes de Namibia, donde dirige empresas pesqueras, promueve safaris en una finca de su propiedad de 100.000 hectáreas y se relaciona de "tú a tú" con presidentes y ministros de todo el continente africano. Un documental que se estrena hoy en Celanova recoge la vida de este aventurero.

"¿Ves el campanario? Por ahí subí yo cientos de veces, cuando era monaguillo, de pequeño", relata Bastos, apuntando a la iglesia de Bouzas. Es una de sus mayores aficiones: recorrer las calles en las que jugó de niño y reencontrarse con los viejos amigos. "La gente te reconoce; por una cosa o por otra saben quién eres", admite. Y eso que desde hace cuarenta y dos años pasa la mayor parte de su tiempo a 8.500 kilómetros de Vigo, un hemisferio y un continente más allá. Bastos llegó a Namibia cuando contaba treinta años de casualidad, para cerrar unos negocios que su hermano, que había fallecido, mantenía en el país africano. Pero el magnetismo del África austral pudo con él y se quedó.

Comienzos

Allí se dedicó a la industria pesquera y no le fue mal. Pero la verdadera clave de su éxito fue la buena relación que mantuvo con Sam Nujoma, héroe de la independencia y primer presidente de Namibia tras su escisión del régimen sudafricano. Eso le granjeó apoyos e hizo que su negocio prosperase, lo que permitió adquirir una finca de 100.000 hectáreas de sabana, montañas y llanuras repletas de caza que bautizaría como Khomas Safaris. Por ella han pasado desde mandatarios africanos hasta destacados miembros de las finanzas españolas, políticos, deportistas, toreros e incluso el ex presidente de la Xunta, Manuel Fraga. Eso que se sepa.

"Hace poco he tenido allí a los ministros de Defensa del Cono Sur", confiesa este vigués, que pese a toda una vida fuera sigue participando en las fiestas de su pueblo como el que más. "Soy Cofrade Mayor Honorífico, y me gusta participar como el que más", apunta.

Como todo emigrante, Bastos quiere mantener un pie en su tierra natal, y asegura que en varias ocasiones ha intentado comprar alguna casa en Bouzas, próxima a la que le vio nacer, para restaurarla y mantenerla como segunda vivienda, aunque no ha tenido éxito.

"La gente no quiere deshacerse de sus orígenes, y es normal", razona. Aunque este empresario señala que el barrio ha cambiado sobremanera desde que él jugaba en el Rápido hasta ahora. "Esto ha cambiado bastante -apunta en relación a los rellenos-, pero en el fondo es positivo porque se ha creado trabajo, ¿no?", concluye