La votación fue por unanimidad, pero el debate dejó al descubierto las diferencias entre los Grupos parlamentarios. En esta ocasión, el BNG se alió con el PP para emplazar al PSOE a que en los comicios autonómicos de 2009 los emigrantes, más de 325.000, puedan votar en urna, y así disipar cualquier duda sobre la limpieza de su sufragio. Los nacionalistas propusieron "presionar" todos juntos al Gobierno de Zapatero para acelerar el cambio y los populares se dirigieron expresamente al titular de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, al pedirle "de favor" que cumpla su palabra y haga realidad el voto en urna para la diáspora para 2009. "Depende especialmente de usted", aseveraron.

Por su parte, el PSdeG optó por la prudencia, subrayando "las dificultades", legislativas y prácticas, para poner en marcha el voto en urna, y comprometiéndose a "hacer todo lo posible" y con "la máxima brevedad posible", pero sin aludir a las elecciones gallegas del próximo año.

Sin garantías de que la diáspora, que ya supone el 12% del censo electoral, pueda participar en la elección del próximo presidente de la Xunta a través de una urna, ayer la Cámara autonómica admitió a trámite la proposición de ley, pactada previamente por socialistas, populares y nacionalistas.

Como el texto ya está acordado, su debate parlamentario será mínimo y así desde O Hórreo se prevé que el proyecto sea aprobado en la primera quincena de junio, en un pleno extraordinario, en el que también se daría el visto bueno final a la Ley de Subvenciones. De ahí, la proposición de ley para reformar la Ley Electoral sería remitida al Congreso, pero la Cámara Baja guarda en el cajón al menos 18 proposiciones de ley presentadas por diferentes comunidades y el reglamento establece que sólo se debate una al mes y por riguroso orden de entrada. Bajo estas circunstancias, el BNG concluye que es imposible sacar adelante la reforma a tiempo para los comicios autonómicos y por ello hoy propondrá en una interpelación en el Congreso que el Gobierno central asuma la proposición de ley del Parlamento gallego como suya y la convierta en un proyecto de ley, porque en este caso la tramitación puede ser más rápida y así llegar a tiempo para la renovación de la Cámara autonómica.

Si finalmente, los emigrantes no tienen la opción de votar en urna el próximo año, para el diputado del BNG Iago Tabarés el responsable será aquel a "quien beneficia que Galicia no tenga una democracia de calidad".

El parlamentario socialista Xaquín Fernández Leiceaga, quizás en respuesta, auguró que cuando haya voto en urna "los resultados serán parecidos" a los actuales y se demostrará que el voto del gallego del exterior es "fruto de su voluntad".

El debate de ayer en Santiago también sirvió para que los tres grupos se presentasen como los auténticos impulsores de la reforma del voto emigrante.

Socialistas y nacionalistas pusieron especial empeño en recordar sus respectivas propuestas y Tabarés mostró su malestar porque los socialistas habían acusado a su formación de retrasar la reforma al abandonar la ponencia parlamentaria.