M. B. / A Coruña

Manuel Juncal es el puente entre la Asociación de Terapia Familiar de Galicia y la Secretaría Xeral de Benestar, donde los técnicos evalúan cada situación familiar y deciden cuáles deben enfocarse hacia la terapia.

- ¿Cuáles son los casos más habituales que abordan?

- Lo más habitual son problemas de conducta en el centro escolar, agresividad en la familia, no acatar las normas, comportamientos no controlables, dificultades de convivencia familiar, desarraigo familiar cuando las relaciones están muy degradadas... También menores con medidas judiciales.

- ¿No atienden sólo los casos menos graves?

- Podemos atender a menores con medidas judiciales, en situación de libertad vigilada, por ejemplo. Los que tienen medidas judiciales cada vez son un porcentaje más significativo.

- ¿Cuál es la reacción inicial a la terapia?

- Es un trabajo voluntario y en el Servicio de Menores se lo plantean así a los beneficiarios. El objetivo es mejorar la relación con los otros miembros de la familia. ¿La reacción inicial?... Depende. Nosotros en la primera sesión explicamos a los padres y a los hijos el funcionamiento general del sistema. En el 11% de los casos no vuelven a la segunda sesión.

- ¿No es poco tiempo una terapia de diez sesiones?

- La frecuencia se acuerda con los participantes, pero diez sesiones dos veces al mes, por ejemplo, son cinco meses. Es importante ese lapso entre sesiones para que lo trabajado pueda ponerse en práctica.

- ¿Hacia dónde se orienta la terapia?

- Es muy importante el trabajo con objetivos, porque ir hacia un punto, focalizar la atención de las personas, ya ayuda. También trabajamos con las expectativas de futuro y con lo que ya se hace bien. E intentar ampliar las soluciones.

- ¿Estas terapias pueden aplicarse a cualquier caso?

- Es posible... aunque nunca al 100%. El programa es voluntario porque son cuestiones personales y tiene que haber una voluntad previa para que tenga éxito. Hay chicos que tienen una situación familiar enfrentada, pero dicen que sí.