Rosa Prieto / A Coruña

La investigación sobre el asesinato de un emigrante gallego el martes en Venezuela ya ha dado los primeros resultados. La División de Homicidios de Caracas investiga la posible relación de la muerte del empresario ourensano Francisco Caldas Fernández, de 59 años, casado y con cuatro hijos, con la del tiroteo contra un diputado regional ocurrido hace tres semanas en una zona próxima a la ferretería que regentaba el emigrante gallego. El modus operandi en ambos homicidios, según apuntaron ayer fuentes de la investigación, es prácticamente idéntico. Varios asaltantes armados, tres en el caso de Francisco Caldas, intentaron secuestrar a sus víctimas, que al oponer resistencia, fallecieron tras recibir un disparo.

Cuatro días después de la muerte del emigrante gallego a la entrada de la ferretería de su propiedad en Caracas, la policía venezolana baraja dos hipótesis sobre la causa del intento de secuestro. Por un lado, apunta la posibilidad de que se trate de un secuestro express por parte de una banda de delincuentes comunes y, por otra, sospechan que pueda tratarse de una red de ladrones de coches Caprice, que tras ser desarticulada hace meses, los detenidos fueron puestos en libertad ante la falta de pruebas para dictar prisión contra ellos. A las 07.05 horas del martes, Caldas estacionó frente a la ferretería Mexca su Caprice, "antiguo pero muy bien cuidado" -según fuentes de la investigación-. "Tal vez lo que intentaban los secuestradores era robarle su Caprice y al mismo tiempo secuestralo para exigir el pago de un rescate", aseguran desde la División de Homicidios.

Tal y como revelan las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de los negocios próximos al lugar donde se produjo el tiroteo, tres jóvenes armados llevaban una hora en su Chevrolet de color azul esperando la llegada del empresario. Una vez que el emigrante aparcó su vehículo en la segunda transversal de Los Cortijos de Lourdes, frente a la ferretería Mexca que regenta, los tres hombres a cara descubierta bajaron de su vehículo y se dirigieron a él. Sin dejarlo bajar de su coche, simularon una conversación de amigos para no levantar sospechas. Caldas, al darse cuenta de que trataban de raptarlo intentó huir, pero uno de los asaltantes le apuntó con una pistola mientras otro abrió la puerta del Caprice y lo tumbó en la calzada arrastrándolo durante unos metros. Un disparo en la cabeza lo dejó malherido en la carretera.

Tal y como relataba el jueves su viuda, Angelita Martínez, al escuchar el disparo, su socio, que se encontraba en la ferretería descargando mercancía, salió a la calle y para no perder tiempo no avisó a la ambulancia y lo trasladó a una clínica en el propio coche de Caldas.