Javier Sánchez de Dios / Santiago

Creen ustedes que éste es el momento oportuno para abordar y resolver definitivamente la cuestión de las empleadas de hogar?

- carme brea. Por supuesto que sí. Desde UGT llevamos mucho tiempo insistiendo en que el régimen especial de estas trabajadoras -que es de 1985- es discriminatorio, sin amparo legal y sin margen de cobertura en caso de enfermedad o desempleo; carecen de contrato y, en resumen, es inadmisible. Ya tendría que haberse abordado y lo único que lamento en este sentido es que se intentó en el pasado, hay un compromiso estatal, pero después se paralizó el proceso. Y espero que en esta legislatura se resuelva una cuestión que, además, es de justicia y de solidaridad con las mujeres trabajadoras.

- teresa r. vilaseco. Por supuesto que hace mucho que debería haberse resuelto. El régimen especial no tenía sentido en 1985 y ahora menos, sobre todo existiendo la necesidad social de proporcionar eso que llaman conciliar la vida laboral y familiar. No hay guarderías, se necesita una persona en casa, y es curioso que los datos reales no están registrados. Sólo hay algunos en Galicia sobre quién está de alta, pero hay muchos que por su tipo de trabajo ni tienen cobertura, Según la última EPA, en toda España hay 700.000 familias que tienen empleada de hogar, pero sólo están dadas de alta 300.000.

- marta r. arias. Es evidente que hay que abordar este asunto y garantizar los derechos de las trabajadoras de hogar, pero es el Estado quien tiene las competencias, el Gobierno central. Creo que hay que introducir una reflexión sobre el cambio social vigente, que viene de hace unos años. En este momento, y según datos del IGE de 2005, existían 92.815 puestos de trabajo en el hogar, pero los de la Seguridad Social de 2008 sólo contabilizan 20.908, lo que significa que tenemos encima de la mesa un problema grave de economía sumergida, gente que trabaja sin estar dada de alta, con muchos inmigrantes.

-Parece evidente que en las actuales condiciones de vida, las empleadas de hogar desempeñan un papel básico para que otras mujeres puedan incorporarse al mercado laboral...

- r. vilaseco. Lo que está claro es que hay gente que tiene capacidad económica para contratar a una empleada de hogar y pagarle además del sueldo la seguridad social, y demás derechos. Es cierto que hay problemas, pero no tienen por qué recaer sobre nuestros hombros, teniendo en cuenta el papel que desempeñamos. Porque el que está en la práctica haciendo posible la conciliación de la vida laboral y familiar son las empleadas de hogar y los auxiliares de ayuda a domicilio. Insisto por eso en que no se puede hacer recaer toda la carga sobre los hombros de los trabajadores, sobre todo cuando como en nuestro caso, sufren una enorme precariedad. Si hay una necesidad social importante, y nosotros la cubrimos en buena parte en vez del Estado, será el Estado el que deba abordar las deficiencias.

- brea. Bueno, yo quiero decir antes de cualquier otra cosa que, sobre la conciliación de la vida laboral y familiar, las mujeres no podemos resolver nuestros problemas a costa de la miseria o la explotación de otras mujeres. Eso es implanteable en una sociedad moderna. Quiero expresar un rechazo específico a eso de que con menos de veinte horas de trabajo no existe obligación de firmar contrato, porque eso perjudica a los trabajadores, a la Seguridad Social y a la idea de lo que debe ser un trato de igualdad. Creemos que incluso a tiempo parcial hay que dar de alta desde la primera hora, como de alta hay que dar a las trabajadoras inmigrantes, a tener en cuenta. Se ha dicho que este trabajo cubre una necesidad social y debe enfocarse como un servicio social por parte del Estado. Y es cierto.

- r. arias. En relación con las posibles medidas a adoptar, veo un riesgo cierto de que en este momento si se modifica de repente el sistema para mejorar las condiciones laborales y de contratación, podría ocurrir que un sector importante de las familias que tienen empleada a una persona para el hogar, renuncien a esa contratación. Esto no es una teoría personal tan sólo: hay estudios serios que advierten de ese riesgo, y en consecuencia conviene recordar que desde el Instituto de la Muller se ha dicho que las posibles y necesarias medidas inmediatas deben consistir en apoyar la contratación, ponerla en orden para hacer aflorar el trabajo sumergido y lograr los derechos a la protección social que reclaman las mujeres. Y otras medidas, a un plazo algo más largo, pasan por la modificación del régimen especial de los empleados de hogar.

- Por lo dicho hasta ahora por ustedes, parece evidente que están de acuerdo en la necesidad de poner fin a la situación actual y por tanto que ha llegado la hora de regularizar a las empleadas de hogar. ¿Cómo se puede hacer?

- r. vilaseco.- ¿Propuestas? Que se haga una reducción de costes de la Seguridad Social, pero por medio del IRPF según el nivel de ingresos, y por ese nivel también la desgravación. Habría así más capacidad para contratar y por tanto se generaría empleo. Y después hay otra cosa: es muy positivo que se hable de esta propuesta de cambio para nosotras, pero es insuficiente. Necesitamos contrato por escrito, clarificación del concepto de gastos de manutención, regulación de las bajas médicas y posibilidad de evitar que si se trabaja en varias casas, la empleada de hogar tiene tantos o más costes sociales que el empleador. Por eso muchas no se dan de alta.

- brea. Nosotros en UGT tenemos claro que lo que hay que hacer es aplicar el Régimen General de la Seguridad Social y el Estatuto de los Trabajadores. Eso para empezar. Y luego tendremos que buscar fórmulas específicas, las más adecuadas en cada momento y situación. Y para negociar fórmulas de pago de contrato, por ejemplo, hay que buscar métodos, porque no estamos ante una patronal organizada con la que se pueda hablar en general. Desde UGT estamos dispuestos a abrirnos a propuestas diferentes, pero quiero decir que no acabo de entender por qué no hay ya un acuerdo a estas horas y a estas alturas. Supongo que fue por producirse el final de la legislatura.

- r. arias. Quiero recordar que desde el PP hemos formulado una serie de propuestas en el Parlamento de Galicia en esta legislatura, y ya hemos solicitado una ponencia para trabajar todos los Grupos para mejorar las condiciones de trabajo de las empleadas de hogar y no se llegó sin embargo a constituir esa ponencia todavía. Y proponemos el doble coste cero, que asuma el Estado las cuotas a la Seguridad Social de las empleadas contratadas para sustituir la baja por enfermedad o bajas laborales de larga duración y deducción fiscal para las familias que tienen contratadas empleadas de hogar con independencia de que la Ley las obligue a su contratación oficial o no.

- ¿Cómo se puede afrontar el riesgo, seguramente cierto, de que con la crisis los empleadores no legalicen la situación?

- r. vilaseco. No parece demasiado difícil plantear medidas fiscales de desgravación en este campo: un plan de pensiones desgrava en el IRPF, y por tanto tener un empleado en el hogar tiene que desgravar, porque es una necesidad social. Ocurre que cuando no se hace visible una situación, que es nuestro caso, parece como si se olvidase su existencia. En cuanto a la ponencia que planteaba Marta, nos parece muy interesante. Conste que ya en el pasado logramos algún acuerdo parlamentario para instar al Gobierno central a tomar medidas sociales en este campo, pero al final no se hizo gran cosa, y después lo mismo en el Congreso, pero nada. Y eso es significativo. Y desagradable, sobre todo para un colectivo que, sin exagerar, espera desde hace mucho tiempo que se le haga justicia.

-R. arias. La iniciativa del PP a la que he hecho referencia es de marzo de 2007, lo que pasa es que, antes de trabajar en ponencia, la constitución de ésta tiene que ser aprobada por todos los Grupos del Parlamento, y los otros no lo respaldaron. Lo que nosotros queríamos era trabajar a fondo sobre estas ideas que he expuesto, el doble coste cero y la posible desgravación fiscal para corregir el perjuicio que podría suponer el encarecimiento para las familias de la normalización del trabajo de las empleadas de hogar. Y ha dicho antes Teresa algo que comparto: que al hablar de todo esto conviene distinguir entre dignificación y lo demás. El trabajo doméstico es digno, como dignas son las trabajadoras. Lo que es urgente es abordar las reformas de una manera racional

- brea. La valoración del trabajo, y tiene razón Teresa, depende de las condiciones en que se realiza, porque en sí mismo es plenamente digno. Pero debe ser más y mejor considerado porque atiende a una necesidad social. Insisto, hay que valorar a fondo el trabajo en el hogar, porque es absolutamente necesario a día de hoy, y en el futuro aún más, sobre todo si la crisis nos vuelve a dejar a las mujeres fuera del mercado laboral. Aunque ésa es una hipótesis del todo improbable, porque el avance de la mujer y sus derechos ya ni tienen vuelta atrás. Los servicios en el hogar hay que valorarlos, y algunas de las mejoras tendrán que ir con cargo a fondos públicos, sí, ¿por qué no? Se ha visto actuar al Estado en asuntos menos trascendentes.