La "modernización" de las carreteras tendrá consecuencias sobre la siniestralidad. Al menos eso es lo que calcula la Consellería de Política Territorial, puesto que estima que cuando el Plan Director de Estradas esté concluido, en el año 2020, las muertes en las carreteras gallegas experimentarán una reducción de las víctimas mortales en un 40%.

Este objetivo responde a la construcción de una red viaria de mayores prestaciones, pero también a los proyectos de conservación del firme, la actualización de las características técnicas que deben respetar las nuevas carreteras o la reforma de los 86 tramos identificados donde se registra una alta concentración de accidentes.

Estas actuaciones, que en su conjunto requerirán una inversión de 2.261 millones de euros, permitirán salvar al año unas 120 vidas, número que representa actualmente el 40% de las muertes que se producen en los viales gallegos.

A este objetivo también contribuirán otras medida específicas recogidas en el Plan de Estradas, como la construcción de 1.280 kilómetros de carriles para bicicletas, el diseño de arcenes de más de medio metro de ancho -actualmente sólo lo tiene el 64% de las carreteras-, calzadas de siete metros frente a los seis de ahora como mínimo o la reducción de las travesías, ya que a día de hoy el 30% de los 5.300 kilómetros de la red de la Xunta tiene la consideración de travesía. La previsión de la Xunta es hacer circunvalaciones en las localidades con más de 1.000 habitantes o un tráfico superior a los 4.000 vehículos.