Los cinco ataques atribuidos a grupos radicales en Galicia en el último año, incluso los cuatro intentos abortados, todos tenían el mismo modus operandi y objetivos parecidos. Pruebas más que suficientes de que la estructura de los movimientos independentistas se ha reforzado, con la correspondiente preocupación de todas las Administraciones, tanto la gallega como la estatal. Por eso, el Ministerio del Interior ha enviado a Galicia una treintena de agentes del servicio de información de la Guardia Civil. Un apoyo "muy importante", según fuentes de las Fuerzas de Seguridad, en la lucha contra este tipo de atentados, en los que se sospecha que está detrás Resistencia Galega, aunque no todos hayan sido reivindicados por la agrupación.

Los únicos detenidos hasta ahora son los tres presuntos activistas, Santiago Vigo, José Manuel Sánchez y Adrián Ponte -los dos primeros en prisión acusados de pertenecer a banda armada, mientras que Ponte está en libertad bajo fianza-, sorprendidos "in fraganti" el pasado mes de diciembre en Porto do Son cuando preparaban una bomba muy potente contra una inmobiliaria. Se negaron a declarar, a dar detalles sobre la organización y de dónde vienen las órdenes. Todo apunta, según las mismas fuentes, a que los grupos radicales amparados por Resistencia Galega están siendo "dinamizados" desde el norte de Portugal, donde podría encontrarse su supuesto líder, Antonio García Martos, más conocido como "Toninho", vinculado en su momento al Exército Gerrilleiro do Povo Galego Ceibe y desaparecido después de la "Operación Castiñeira" contra la Asambleia da Mocedade Independentista (AMI).

Desde el otro lado de la frontera, el cabecilla y los principales miembros de Resistencia Galega podrían tener más facilidad de movimientos. Incluso para hacerse con material explosivo ante los controles más exhaustivos que se realizan en toda España tras los atentados del 11-M. De hecho, en septiembre de 2006 -un año después del primer ataque de Resistencia Galega contra una sucursal de Caixa Galicia en el centro de Santiago de Compostela-, las Fuerzas de Seguridad encontraron en la localidad lusa de Vieira do Minho un zulo con 26 bombas de fabricación casera junto a folletos de propaganda de la organización radical. Lo que en cambio descartan la Policía y la Guardia Civil es que Resistencia Galega esté implicada en la operación de la pasada semana en Ourense y Chaves donde se pretendía comprar más de 200 kilos de pólvora, Goma 2 y detonadores. "Es una fabulación", apuntan fuentes conocedoras del golpe, que lo vinculan al uso de este tipo de explosivos en canteras ilegales.

El último de los ataques de los grupos radicales en Galicia fue en Vigo, hace apenas dos semanas. Agentes del Equipo de Desactivación de Explosivos (Tedax) desactivaron una carta bomba que se recibió en una inmobiliaria de la ciudad, Grupo Atlántico de Promociones Inmobiliarias, que promueve la urbanización Massó en Cangas. Una de las empleadas abrió el sobre y alertó a la Policía. El paquete llevaba un mensaje: "Ésta será la última actuación de la empresa". De nuevo, los radicales actuaron contra una empresa del sector de la construcción, como ya habían hecho con Fadesa en Miño o una inmobiliaria familiar en Cangas, en obras de la Alta Velocidad en Santiago o en el principal polígono industrial de Lugo.