Angelines, la esposa de Amadeo Álvarez, el patrón del Playa de Bakio, estaba ayer en el servicio de urgencias, aquejada de una crisis de ansiedad por la tensión vivida en los últimos días, cuando recibió la noticia más esperada. Ya de vuelta en casa y siguiendo consejos médicos, la esposa del patrón reposaba por la tarde a la espera de la llamada de su marido.

"Conociéndole, seguro que espera a que todos los compañeros hablen con sus familias y él llamará el último". Lo contaba Milagros Jonte, una amiga íntima de la familia que actuaba ayer como portavoz en las horas de la alegría desbordada en el domicilio familiar de Baiona, "aunque la celebración completa será cuando él llegue a casa".

La familia del patrón conoció la liberación del barco durante la intervención de la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega. "Entonces se enteraron de que todo había ido bien, que ya estaban liberados y el barco libre", relataba Milagros. También la casa armadora comunicó la liberación a las familias de los tripulantes.

"Hemos estado informados cada día, todo el tiempo y muy bien", señalaba la portavoz, quien añadía que "estamos supercontentos y queremos decir que todo el mundo se ha portado muy bien; gracias a todos, a los medios, al Ministerio, a todo el mundo", señalaba.

Aún desconocen cuándo volverán a casa los tripulantes del atunero. "No lo sabemos; lo más pronto que puedan, aunque lo mejor es que están todos bien", concluía la mujer.

Mientras, también en Baiona, otra casa era puro bullicio y alegría. Era en el domicilio familiar de Ángel Fernández, el contramaestre del buque.

Su mujer, Mari Carmen, atendió la llamada de este diario para trasladar que "estamos locos de alegría, como se puede imaginar. Muy bien, muy bien. Estamos muy contentos. Era lo que esperábamos y nada más queríamos oír esto". Mari Carmen pudo hablar con su marido por la tarde y "me dijo que está bien, que están todos en buen estado y nada más porque no tienen tiempo de hablar más".

Sabe que el barco y su tripulación "parece ser que van camino de Seychelles y no aún no sabemos nada más", contaba la mujer.

Fiesta en Nigrán

Una situación muy similar se pudo vivir en Nigrán, donde tiene su domicilio Cándido Senra. María del Carmen Costas, esposa del marinero, a duras penas podía articular palabra de la emoción que sentía, así que fueron sus hijas gemelas las que ejercieron de improvisadas portavoces. "Sólo pensamos que en regrese ya, aunque nos sabemos por cuánto tiempo porque todavía no habían acabado la marea", aseguraban.

Mientras en Campelo, en el domicilio de María Silva Martínez, madre de Jesús Alvar Silva, había lágrimas en la casa, pero en esta ocasión de alegría. Ayer contaba las horas para volver a abrazar a su hijo, al que no ve desde el pasado 30 de diciembre. Ayer en compañía de familiares, tan emocionados como ella, sólo decía un breve "gracias por todo".