La conselleira de Vivenda, Teresa Táboas, se mostró ayer por la tarde reacia a revisar los ritmos y las condiciones de aplicación de las normas del hábitat. En sus expresiones no pareció asumir la flexibilidad que por la mañana demandó Pérez Touriño, si bien dejó una puerta abierta para introducir correcciones, pero siempre de forma específica para casos singulares.

La fórmula que Vivenda dará al sector de la construcción para facilitar el cumplimiento de las normas es a través del consello asesor de habitabilidad en el que estarán representados los promotores, arquitectos, los ayuntamientos, la propia Xunta y los usuarios.

La idea de Táboas es constituir este órgano "de forma inmediata", en un plazo estimado de dos semanas, "para hacer un seguimiento, contrastar las opiniones y aclarar la dudas".

La conselleira destaca que este consello es novedoso y supone la participación por parte de todos los sectores, a los que se escuchará y, si es el caso, atender sus peticiones. "En el decreto anterior, de 1992, no había ninguna flexibilidad", recuerda la titular de Vivenda.

Tomada nota de las dudas, problemas y dificultades que exprese el sector a través del consello asesor, Teresa Táboas precisó que se responderá de forma puntual mediante "matizaciones técnicas o circulares interpretativas", pero que por el momento no se puede avanzar nada, puesto que el órgano de deliberación no se ha constituido aún.

Por la mañana, en la inauguración de Expovivienda en Santiago, la conselleira tachó de "catastrofista" aventurar que el decreto del hábitat llevará consigo un incremento en los precios de la vivienda, algo que vinculó con la "especulación" del suelo y "no con la normativa".

"Lo que pasa es que alguna gente, cuando entra una ley nueva, un avance, lo rechaza, como pasó con la ley de protección del litoral", lamentó.

Por otra parte, justificó el cambio de normativa en el hecho de que, para un gallego medio, un piso constituye "la mayor inversión de su vida", por lo que éste "debe ser de calidad". De este modo, explicó que la norma vigente para vivienda protegida establece que un edificio de cuatro plantas debe tener un patio de, como mínimo, 16 metros cuadrados; mientras que el decreto de habitabilidad que rige la vivienda libre, del año 1992, "sólo" exige uno de nueve metros.

"La gente que paga por un piso cantidades muy grandes, debe gozar de una vivienda de calidad, con más luz, mejor accesibilidad, , con los bajos terminados...", subrayó.