Hay un antes y un después en la sexualidad masculina tras la aparición de Viagra hace ya una década. Con el permiso de la conocidísima aspirina, el analgésico por excelencia, la pastillita azul es el medicamento que, sin duda, más ha dado que hablar en los últimos años. Gracias quizás a la agresiva campaña publicitaria lanzada por sus creadores, los laboratorios Pfizer, y porque prometía revolucionar un problema, la disfunción eréctil, que hasta ese momento se vivía en la intimidad. De sábanas para dentro. Y esa revolución llegó, para alegría de millones de hombres en el mundo, cientos en Galicia, que pueden hoy dar rienda suelta a sus deseos. Aunque aquí, en la comunidad, el fenómeno Viagra se ha vivido con menos intensidad que en otros lugares de España porque aquí también la incidencia de la impotencia es menor, según los informes que maneja la industria farmacéutica.

La disfunción eréctil afecta a algo más de un 12% de los gallegos, sobre todo, a partir de los 40 años. Un porcentaje realmente muy inferior al de la media nacional, por encima de 31%, pese al elevado índice de envejecimiento de la población en Galicia. Vivimos con menos estrés, dicen los expertos, que es uno de los males que está detrás, cada vez con más frecuencia, de este trastorno sexual, provocado también por otros innumerables factores, como enfermedades crónicas -la diabetes y la hipertensión, entre ellas- o fruto de una operación de próstata o vejiga. Los cálculos de los farmacéuticos y los distribuidores de Viagra en la comunidad sobre las ventas del milagroso remedio van de las 40.000 a las 50.000 cajas anuales. Sobre todo, de las que llevan cuatro dosis. Lo que supone alrededor del 5% de la comercialización del medicamento en toda España.

"No hay que olvidar -recuerda Juan Mata, jefe del servicio de Urología del Hospital Meixoeiro de Vigo- que sólo se da con receta". Hay pasar por el médico y reconocer que las cosas no van bien. "Había y hay todavía mucha vergüenza", afirma el doctor Mata. "De alguna manera -añade- la salida de Viagra ayudó a exteriorizar esta enfermedad, que desde el punto de vista social estaba oculta y poco desarrollada. No es que ahora vengan muchos más a la consulta, pero sí pacientes que acuden por otra cosa acaban preguntando por la posibilidad de usar la pastilla".

A Pfizer le salieron pronto dos competidores, animados por el éxito de Viagra. Bayer sacó Levitra y Lilly atacó con Cialis. No son exactamente medicinas iguales, aunque el efecto es el mismo. Los matices -además de la composición- está en las horas de placer que proporcionan. Entre 5 y 6 en el caso de Viagra, más o menos las mismas que Levitra, pero Cialis ofrece hasta 36.

Médicos, psicólogos, terapeutas sexuales... Todos alaban las bondades de Viagra, uno de los conocidos como medicamentos de la felicidad o "lifestyle" (estilo de vida). "Una inflexión -explica el urólogo vigués- a la hora de tratar, por ejemplo, los enfermos operados que no estaban totalmente impotentes y ahora se recuperan más rápido". Eso sí. La magia de Viagra tiene límites: si no hay deseo, no funciona.