Una cerveza, 3,50 euros. Un botellín de agua, 2,00 euros. Una copa, 5,50 euros. Si es de importación, el precio sube hasta los 6,7,8 o 9 euros. El cartel de precios en esta discoteca es muy parecido a la mayoría de locales de última hora. Un poco más barato en un pub, donde la cerveza puede ir del euro y medio a los dos euros y las aguas bajan hasta los 1,5 euros. Depende evidentemente también de la ciudad y la zona donde esté ubicado el local, y si es uno de los establecimientos de trote o si es fruto del bombazo de los locales adictos al diseño. "Lo `fashion´ se paga", cuenta Juanjo, un vigués de 32 años que acaba de comprarse un piso con su novia. Tenían algo ahorrado y con la ayuda de los padres de ambos pudieron entregar una pequeña entrada al banco para que así la hipoteca "no la tuvieran que pagar nuestros hijos". Juanjo y su pareja, María -lo de la boda, con la de gastos que se les han venido encima, "tendrá que esperar, por lo menos, un par de añitos"- son de los que procuran salir todos los fines de semana. "Después de estar toda la semana currando, quedarnos en casa, aunque sea con amigos, me parece tristísimo", dice. Pero ahora que tiene que pagar "religiosamente" al banco todos los meses 700 euros, tanto él como su novia han reducido "mucho" su gasto en copas. "Si antes me tomaba seis o siete, pues me tomo cuatro. ¿Cómo puedo dejarme en cuatro noches más de 200 euros si tengo una hipoteca de 700?", afirma. "Y salimos cenados de casa, eh".