X. A. Taboada / Santiago

Lleva meses preparando la Ley de Drogas de la Consellería de Sanidade y ayer respondió a las críticas que le formularon, sobre todo por parte del sector viticultor de Galicia. Víctor Pedreira sostiene que había llegado a un acuerdo con ellos y que retirar el vino de la ley no entra en sus planes.

- ¿Esperaban esta contestación a la ley de drogas?

- Por parte del sector del vino ha sido ciertamente una sorpresa, porque antes de sacar el anteproyecto nos hemos reunido con los consejos reguladores y las organizaciones agrarias y creíamos que habíamos alcanzado un acuerdo sobre el modo en que la ley trataría al vino. En el anteproyecto queda claro que nuestro principal objetivo es el evitar el consumo abusivo por parte de los jóvenes de bebidas alcohólicas destiladas, y no otro tipo de consumos, como las bebidas fermentadas, que tienen formas de consumo socialmente más integradas. Pensamos que el sector quedaba satisfecho, pero la sorpresa es que apareció una reacción que en cierto modo es injusta y está basada quizás en un desconocimiento de la regulación actual.

- ¿Qué ha pasado para obrar este cambio?

- No lo sé con certeza, pero hemos convocado a una reunión al sector para que explique ese cambio de postura. Puede ser que esté azuzado o estimulado desde ciertos partidos. Es una irresponsabilidad absoluta que el PP diga ahora que ya no se dan las condiciones para la inclusión de las bebidas alcohólicas en una ley destinada a regular las drogas. ¿A qué se refiere? En el año 2005 el 061 atendió a 800 menores por comas etílicos, y la mitad de ellos no había cumplido los 14 años.

- En la vigente ley de drogas, de 1996, también se define al vino como droga. En este sentido se parecen ambas.

- Es similar sólo en algunos aspectos. Nuestra ley apuesta por la integración de la asistencia a las drogodependencias en el sistema sanitario general y no en una red ajena, como está ahora. Es una diferencia sustancial. Y dentro de las medidas destinadas a reducir la oferta de alcohol, las que afectan a las bebidas fermentadas son menos restrictivas que la ley de 1996. Ahora permitiremos la publicidad del vino en la páginas deportivas de los periódicos. En este aspecto es más permisiva. Y a petición también del sector permitimos la publicidad en las televisiones a partir de las nueve de la noche, mientras que con la ley actual es a partir de las diez.

- ¿Qué va a pasar con el vino? ¿Saldrá de la ley como pide el sector?

- La decisión no me corresponde a mí tomarla, pero esa posibilidad sería absolutamente inédita. No existe en este momento ninguna ley de drogas que no incluya las bebidas alcohólicas dentro de su regulación. La estrategia española de drogas incluye las llamadas drogas legales, como el tabaco y el alcohol. Y el observatorio europeo de drogas y toxicomanías dice claramente que la mitad de los países de la UE ya incluye en sus estrategias el alcohol y el tabaco, y a los que no, se les conmina a que los incluyan. Ésta es la posición de todas las leyes.

- Dice el sector que se le hace daño al equiparar el vino con la cocaína.

- Aquí hay una cierta confusión y no sé si malintención. El concepto de ilegalidad es social, cambia en la historia y según los países. Pero lo que no es cambiante son las cualidades de las sustancias. Y en este sentido, conviene recordar cuál es la definición que la OMS hace del concepto de droga: toda sustancia con efectos psicoactivos capaz de producir adicción.

- En todo caso parece un contrasentido que se considere al vino una droga y por parte se proteja y promocione por las instituciones...

- Un cierto grado de contradicción es posible, no lo discuto, pero ésta no es una ley seca ni promueve la destrucción de las cepas. Nosotros decimos que es una sustancia potencialmente peligrosa que hay que regular.

- ¿Han tenido reuniones con Medio Rural? Porque Suárez Canal aseguró que iba defender al sector del vino.

- No sé si la conselleira lo habrá hecho. Yo sí, pero con personas con rango similar al mío. Pero creo que no va a haber posiciones encontradas en la Xunta ni disensiones manifiestas entre Medio Rural y Sanidade.

- ¿Encuentra similitudes con la ley que promovió la ministra Elena Salgado y que al final la tuvo que retirar?

- Aunque el objetivo final era el mismo, hay diferencias. La primera, en el modo en que se llegó a elaborar ese anteproyecto, de un ministerio contra otro. En nuestro caso es un trabajo participativo de todo el gobierno y también de cincuenta entidades sociales. Sobre los contenidos, aquélla era una ley sólo para prevención de alcohol en menores y la nuestra es integral y de cualquier sustancia adictiva. La del ministerio era también mucho más restrictiva.

- El Consello da Xuventude sostiene que la ley criminaliza a la juventud por estar centrada en el botellón.

- Es otra falacia. Al tema del botellón se dedica un renglón y medio de un artículo, en el que se dice que queda prohibido el consumo de bebidas alcohólicas en los espacios públicos, excepto con autorización expresa de la administración competente.

- ¿Que los ayuntamientos tengan esta posibilidad de fijar las excepciones puede suponer una aplicación de la ley con mucha laxitud?

- Es un precio que hay que pagar por el respeto a las competencias. El dominio público es competencia de los ayuntamientos.