R. Prieto / A Coruña

Llorar, enfadarse, chillar... El guión de la negociación de la familia con los secuestradores del emigrante coruñés Jesús Ovidio Domínguez, raptado en Caracas el 3 de marzo, lo marcaron dos policías españoles. Doce días después del rapto, J. C. M. y J. A. N., del Grupo de Operaciones Especiales (GEO) de la Policía Nacional, viajaron a Venezuela para mediar en la liberación del empresario, natural de Muxía, casado y con dos hijas. Cuatro días después de iniciar su colaboración con el equipo de investigación de la División de Antiextorsión y Secuestro de Caracas, Jesús Ovidio fue liberado en una carretera de la localidad de Santa Teresa.

"Nuestro trabajo es estudiar la psicología del secuestrador", asegura el inspector J.C.R., que durante los cuatro días que estuvo junto a su compañero J. A. N. en Caracas analizó las llamadas hachas por los secuestradores a Marisol, la hija de Jesús Ovidio. "Determinar el aspecto psicológico del secuestrador -afirma- es fundamental para saber cómo llevar una negociación sin que se rompa". Pero para lograr su objetivo, antes deben convencer a la familia de que sólo es posible el rescate si se trabaja en equipo con la policía. Y es que hay reglas que sólo los secuestradores y los especialistas en secuestros conocen. "Hay que ganarse la confianza de los familiares para que depositen en ti su confianza y cumplan los parámetros que le vas marcando", comenta el inspector encargado de la mediación en las negociaciones con la banda que raptó al emigrante de Muxía, por el que exigían un rescate de 210.000 euros.

Negociación

La petición inicial suele estar por las nubes y si la familia acepta, los secuestradores creerán que tiene más dinero y reclamarán más. Por nervios, a veces, la familia accede a pagar una suma imposible de reunir. "La metodología de trabajo que marcamos es la de negociar con los secuestradores. Si rompes las conversaciones difícilmente puedes ganar tiempo para seguir investigando", comenta J. C. M.

Bastaron cuatro días desde la llegada de los dos geos a Caracas, que también mediaron en la liberación del empresario canario Maximino Manuel Brito Martín, secuestrado el mismo día que Jesús Ovidio, para que los dos emigrantes fuesen liberados sin pago de rescate alguno.

La última llamada hecha por los secuestradores a la hija del emigrante de Muxía fue determinante en las investigaciones. "Los secuestradores se sentían tan acorralados y presionados que optaron por liberar al retenido. Tan avanzada estaba la investigación de la policía venezolana que registró la vivienda en la que Jesús Ovidio había estado secuestrado cinco minutos después de que la banda lo pusiera en libertad", comenta el inspector.

No es la primera vez que el GEO se desplaza al extranjero para mediar en las negociaciones tras el secuestro de un ciudadano español. De los seis casos en los que colaboraron agentes españoles, tres fueron de ciudadanos gallegos: el armador de Ribeira Alberto Gude, raptado durante 11 días en Perú en marzo de 2006; el empresario ourensano Alberto Cid Souto, secuestrado en abril de 2007 en Venezuela, y el coruñés Jesús Ovidio Domínguez, liberado el pasado mes de marzo en Caracas tras 16 días de cautiverio. La primera operación del grupo de secuestros del GEO en el extranjero fue en marzo de 2006 tras el secuestro del médico español José Colastra y su hijo Sergio. Su última intervención en un rapto fuera de España se produjo hace apenas un mes en Caracas, a donde se trasladaron para colaborar con la policía venezolana en la liberación del gallego Jesús Ovidio y el canario Manuel Brito.

El equipo de secuestros del GEO sólo interviene en una operación de rescate en el extranjero si la investigación de la policía del país donde se ha producido el rapto está avanzada y si los secuestradores no han roto el contacto con la familia.

Por este último motivo, ningún agente del Grupo de Operaciones Especiales viajó recientemente a Venezuela para actuar en el caso del secuestro del emigrante ourensano Raimundo Reinoso, raptado el pasado 26 de febrero. Y es que la familia de Reinoso lleva ya 28 días sin recibir llamada alguna de la banda de delincuentes que lo secuestró cuando se dirigía a trabajar a su taller.