Grecia representa menos del 2% del PIB europeo, lo que la hace un contendiente una contendiente, en términos relativos, muy débil. Algunos datos económicos adicionales de Grecia son:

1.- El país heleno ya está de nuevo en recesión, registrando el primer trimestre del año un decrecimiento del 0,2% de su PIB.

2.- El desempleo, según el dato publicado para diciembre de 2014 asciende al 26,5%.

3.- De acuerdo con los datos publicados por Eurostat la deuda pública supone el 176% del PIB (316.000 millones de euros).

4.- Déficit público de enero a septiembre de 2014: -3.113 millones de euros. Un déficit público estructural debido a una insuficiente recaudación, alta evasión fiscal, altos niveles de gasto y gestión ineficiente de los recursos.

5.- El dinero de los bancos en Grecia está huyendo a países menos peligrosos; en el mes de abril la fuga de depósitos alcanzó los 7.000 millones de euros. En marzo, los depósitos del sistema financiero cayeron a su nivel más bajo desde enero de 2005.

6.- Hasta mediados de julio Grecia debe abonar más de 2.800 millones al FMI y cerca de 3.500 millones al Banco Central Europeo.

7.- Tercer rescate necesario que se estima en 50.000 millones de euros.

Con estos números sobre la mesa, la debilidad de una de las partes, la que debe dinero a la antes conocida como Troika, está muy acentuada.

Si nos basamos en la teoría de juegos, famosa gracias al Nobel de economía John Nash, parece que el desenlace de la negociación es sencillo: dado que a ninguna de las dos partes le conviene un choque frontal, hay incentivos para renovar el rescate.

Por otro lado, al tener una posición negociadora muy débil, el acuerdo parece que se debería firmar en base a los requerimientos de los acreedores.

Esta posición inicial la conoce perfectamente el grupo negociador griego y parece que hay dos posibilidades en la negociación, relacionadas con la "táctica del loco":

1.- Que realmente Grecia haya "enloquecido" y esté dispuesta a salir del euro.

2.- Que intente trasmitir que está "loca" y que está dispuesta a todo, como arma negociadora.

Su baza se refuerza con el temor a que la salida de Grecia del euro tuviera en la debilitada economía mundial un efecto mucho más letal que la quiebra de Lehman Brothers.

Por tanto, el mayor riesgo es que haya un contagio a otros mercados de bonos de la Zona Euro, como Portugal, España e Italia. El Mecanismo Europeo de Estabilidad y la unión bancaria deberían atenuar la crisis de deuda pública en los mercados, pero está por ver hasta qué punto.

Para el proyecto europeo en general y la moneda única en particular, las consecuencias de dejar caer a un país cuando su economía está tan mal son impredecibles y potencialmente letales:

Por una parte, para los inventivos de los países que pueden querer entrar en un futuro en la Unión. El mensaje de que se deja colapsar la economía de un país no es precisamente una llamada muy interesante a la integración económica.

Por otra, se envía una emponzoñada señal a los mercados financieros: en caso de problemas, la deuda pública de los diferentes países de la UE no es segura. Si Grecia cae, ¿pueden caer más países? Las presiones sobre la prima de riesgo española se podrían incrementar, mucho más si las elecciones generales dejan el manejo del país fragmentado.

Es posible y necesario llegar a un acuerdo que no arroje a los tiburones al país heleno, cuya situación geoestratégica es muy importante y no interesa que se desestabilice, como muy bien sabe EE.UU.

Poco tiempo para ver si el proyecto europeo se consolida o inicia el germen de su desestabilización.

iahorro.com